martes, 28 de agosto de 2018

La mentira y sus distintas variantes

La mentira tiene las patas cortas pero su puñalada es muy honda y quema como un tizón ardiente. La mentira crece en los páramos encendidos por el calcinante fuego de la envidia. La falsedad es la moneda de cambio con la que los pobres de espíritu esperan enriquecerse. La trola hace daño al honesto y sepulta al trolero en un lodazal de inquina. La falta de respeto a la verdad que ahora impera es un acicate que mueve a periodistas y escritores a trabajar cada día con más entusiasmo.
Los bulos son dardos lanzados por la cerbatana del rencoroso con la esperanza de dar en el centro de la diana de su odio. La media verdad es un nonato de nuestra ansiedad por castigar a nuestros enemigos. El maledicente se ahoga en el dolor con el absurdo anhelo de que al final se impondrán sus embustes.
El fake nace de la miseria moral y se extiende a golpe de ignorancia por el mundo virtual. Si Joseph Goebbels hubiera nacido ahora sería el hombre más feliz del mundo. A base de repetir verdades éstas se están convirtiendo en las nuevas mentiras globalizadas.
Cada día me desayuno un buen plato de mediasverdades para bajar mi colesterol desinformativo. La verdad cercenada no es más que el triunfo de un mentiroso astuto. El mundo del embustero es lo más parecido a la realidad virtual, pero siempre llega un momento en el que la autenticidad impera. Al menos eso nos consuela a los que buscamos la verdad. Los perseguidores de ésta levamos la linterna del conocimiento en la mano en medio de la más absoluta oscuridad.
Me preocupa este mundo hecho a la medida de los falsarios en el que los triunfadores son los magos de las apariencias. Y como se sabe estas suelen ser engañosas.
Seguimos viviendo en la burbuja, en esa matrix a la que alimentamos a base de las miserias de lo incierto. De nosotros depende cambiar las tornas y hacer de nuestra vida un espacio auténtico y verdadero. Refrán: La mentira y la verdad no pueden vivir en paz.


martes, 21 de agosto de 2018

Tópicos típicos sobre Extremadura

Es una pena que Extremadura aparezca en los medios de comunicación nacionales solo por noticias negativas, como las recientes cogidas de toros en las fiestas populares. O más triste aún, por nuestros vetustos trenes que se incendian a cada paso. Poner la lupa sobre esos acontecimientos exclusivamente forja una imagen deformada sobre nuestra región. Ahora que se acerca el Día de Extremadura cabe preguntarse a quién le interesa que de nuestra comunidad autónoma solo trascienda una visión de atraso o de mundo rural en exclusiva.

Los editores de los informativos en las televisiones nacionales trabajan con unos clichés que postergan injustamente a la región como un lugar al que acceder en tren es toda una odisea. Es muy triste que el espectador del País Vasco o Galicia solo sepa de Cuacos de Yuste o Garrovillas de Alconétar cuando un morlaco asesta al aficionado de turno una cornada. Muy pocos son los que conocen los vínculos con la historia de Europa del primer municipio o la belleza de la plaza Porticada del segundo.

En ocasiones, Extremadura parece se relega en los medios de comunicación a ser un anecdotario de efemérides meteorológicas, con informaciones sobre récords de temperaturas, sequía o precipitaciones. Sí, ‘extrema’ y ‘dura’.

Otro de los temas recurrentes en los medios de comunicación nacionales es la brecha salarial, como demuestra el reciente titular: «Los salarios crecen el triple en el País Vasco que en Extremadura». Siempre nuestra región se emplea para la comparación exagerada. Y ni hablar de cuando se trata de formación universitaria. Ahí somos siempre el furgón de cola.

Lo lamentable es que aún siendo ciertas esas informaciones, la región y sus ciudadanos atesoran talento, virtudes y grandes potencialidades que nunca aparecen en televisión o los grandes rotativos, a excepción de las bonanzas turísticas. Habría que plantearse una forma de comunicar mejor nuestras virtudes para no ahondar solo en nuestros defectos. Refrán: El mayor enemigo de la propia imagen, es la frustración.