martes, 26 de enero de 2021

Insolidaridad digital

El Rubius, nuestro youtuber nacional con más seguidores, anuncia que se muda a Andorra para pagar menos impuestos y se arma la marimorena. No entiendo por qué nos sorprende esta revelación hecha con desdén mientras jugaba a algún videojuego en directo. Desde hace años deportistas, políticos y reyes, entre otros nobles oficios, han decidido abjurar de su país para que su abultada cartera siga en esa situación. Que los millonarios sean egoístas no es sorprendente: ya sabemos cómo se adoban las grandes fortunas. Ahora la excusa tecnológica vuelve a sacar a la palestra un debate que era antiguo. Lo que me sorprende es que a los millones de seguidores de estos ‘creadores de tendencia’ y nuevos chamanes de la realidad no se den cuenta de lo insolidario que es este comportamiento. Estamos amamantando una generación de indolentes.

No voy a entrar en la calidad del contenido que crea este muchacho de pelo desordenado y dicción complicada. Lo cierto es que twitchers y streamers –así se llaman- se están empadronando en Andorra como locos en medio del estupor general. Si esta forma de ver el mundo se impone, en conjunción con la generalización del teletrabajo, aquí solo vamos a pagar impuestos cuatro románticos conscientes de su importancia en la construcción de hospitales, carreteras y servicios que disfrutan sin excepción todos los ciudadanos de un país, incluso los youtubers. Aquí pagarán impuestos sus seguidores, en muchas ocasiones jóvenes con pocos recursos que no pueden tener una casa en España y otra en Andorra, que se quedan obnubilados con una partida de videojuego. Lo que más me preocupa es esa proyección que el comportamiento egoísta y egotista está teniendo en una generación que no lee y no es crítica con la realidad. Los resultados ya los estamos sufriendo. La frase: El egoísta se ama a sí mismo sin rivales. (Cicerón). 

martes, 19 de enero de 2021

Sensación de bochorno frío

Voy de casa al trabajo y del trabajo a casa. No he querido ir a visitar a mis familiares en Sevilla durante las navidades. El círculo de personas con el que me relaciono puede contarse con los dedos de una mano y siempre bajo litros de gel hidroalcohólico, mascarillas y distancia social. Los pésimos resultados de la pandemia me hacen sentir abochornado y agotado. Mientras unos ciudadanos hemos seguido a rajatabla los consejos sanitarios, otros se han dedicado a transgredirlos sin miramientos so pretexto de que es algo que solo compete a ellos. Como he dicho en otra ocasión se trata de un cierre perimetral del corazón, de una falta de empatía brutal. Decía Sartre que el «infierno son los otros», pero en este caso no puede aplicarse. Estamos todos subidos a esta bola redonda que surca los espacios siderales y lo que hagamos en ella nos afecta a todos por igual. No me extraña que esta pandemia sea una forma en la que Gaia, la Tierra, nos avisa del poco cuidado que tenemos con este gran regalo que es el planeta donde vivimos.

El mundo está inmerso en la anomia, una falta de referencias alimentada por nuestros propios mandatarios. No nos pueden decir que hay que ser responsables y autoconfinarse, para seguidamente animar a reactivar la economía yendo a los bares y tiendas, para después cerrarlos. Esto es un ‘sindios’. Espero que todos los patinazos que los políticos están dando pasen la factura debida ante las urnas. Esta pandemia se va a llevar a miles de personas, la generación que trajo la democracia, y a gran parte de la clase política. Espero que para bien y los que vengan tras ellos sean más empáticos con los ciudadanos, más diligentes en sus actuaciones y más sinceros en sus planteamientos. Desgraciadamente este virus está sacando lo peor de nosotros: el egoísmo y la ineptitud más recalcitrantes. Refrán: Bochorno frío, aumenta el río. 

martes, 12 de enero de 2021

Ángel del Cid, que nunca se jubiló

En ocasiones la agenda de la actualidad y de las circunstancias manda en el continuum informativo. Es lo que ha pasado de alguna manera con el fallecimiento, casi de puntillas, de Ángel del Cid (84 años) a principios de 2021. Del Cid fue conocido como el ‘rey del jamón ibérico’ cuando su empresa, Mafresa, se encontraba en pleno auge. Como otros grandes de los negocios en esta bendita tierra fue Premio Empresario Extremeño del Año 2006, cuando puso en marcha una línea de precocinados de jamón, la famosa quinta gama. En aquella ocasión, dijo que el secreto del éxito es el «entusiasmo, voluntad y mucha lucha». No le faltaba razón a este frexnense de adopción que llegó con apenas diez años a Fregenal de la Sierra junto a su padre, maestro y que estudió Profesor Mercantil.

Siempre de espíritu emprendedor, Del Cid fundó en 1960 Agrofico, de productos para el campo, a la que siguió Minolta España. Con todo el capital conseguido tras la venta de esta última, puso en marcha Mafresa, que contó siempre con una excelente relación con el mundo de la política, gracias a la cual multiplicó la capacidad de la firma, tanto en procesado de producto como en metros y número de trabajadores. Llegó a producir 100.000 cerdos ibéricos al año. Supo de la importancia de tener buenos contactos en la capital. Pasaba en Madrid largas temporadas y la publicidad de sus exquisiteces llegó a aparecer en el metro. Desgraciadamente, perdió hace una década el control de Mafresa, que en la actualidad ostenta el Grupo Jorge. Sin embargo, seguía al frente del hotel Cristina en Fregenal de la Sierra. No se rindió, luchó hasta el final con una larga enfermedad, imbuido siempre de ese espíritu incansable que siempre le caracterizó. Otro grande que nos deja. Refrán: Las personas no dejan de jugar porque crecen, crecen porque dejan de jugar.