miércoles, 27 de marzo de 2024

Modelo de examen

La Uex ha escogido textos de El Periódico Extremadura para confeccionar una prueba tipo dirigida a aquellos que quieren superar la Ebau. Confieso que si me pusieran ahora ese examen con mi propio texto probablemente no lo aprobaría.

Pilar Galán, escritora y docente que ilustra estas páginas con artículos certeros, en su extrema generosidad, me llamó la semana pasada por teléfono para advertirme de un hecho relevante: Han elegido textos de ambos para confeccionar un modelo de examen de la prueba de Evaluación de Bachillerato para el Acceso a la Universidad (Ebau) y los han colgado en internet para que los aspirantes a universitarios los analicen. Ante este hecho no sé si inquietarme o alegrarme. Por un lado, que escojan textos de El Periódico Extremadura para un examen es indicativo de la importancia que aún tiene la prensa escrita, al menos en el ámbito universitario. 

Todos tenemos en nuestro corazoncito una pizca de vanidad y, si soy sincero, no puedo ocultar que enorgullece ese hecho. El artículo se llama Posología literaria y cuenta mis impresiones sobre un libro de Luis Landero allá sobre 2021. La tesis es que, al igual que sucede en el mundo de la farmacopea, el consumo de buena literatura debe ir acompañado de unas indicaciones sobre cuándo y cómo hacerlo para que se asimile mejor por el lector.

Me da miedo que los jóvenes bachilleres me cojan tirria. Van a ser muchos los que lean esa reflexión y contesten a las preguntas en los tres bloques que establece: Comunicación Escrita, Conocimiento de la Lengua y Educación Literaria. Experimento cierto sonrojo cuando hacen preguntas sobre las palabras que empleé, como ‘osado’, ‘lacerante’, ‘diseccionar’ o ‘posología’, o proponen hacer un análisis sintáctico sobre una oración que nació en la redacción de la calle Doctor Marañón: «En un mundo en el que los adolescentes alardean de solo leer el twitter, esta posología literaria podría hacer incluso que ganáramos algún lector».

martes, 19 de marzo de 2024

Manolo García, el tábano social

 Manolo García, el tábano social

Recuerdo la frase del poeta Gabriel Celaya que decía aquello de «tomar partido hasta mancharse». El caso del músico Manolo García, que pasó este fin de semana por Cáceres, es paradigmático en este sentido. No voy a glosar su concierto, que ya se ha hecho con acierto. Pondré la lupa en sus meditadas palabras entre una canción y otra, en las que rezuma un mensaje repleto de autenticidad.

Lo primero que destaca es a quién iba dedicado el recital: a la Asociación por la Defensa de la Naturaleza de Extremadura (Adenex) y a los pequeños y medianos agricultores. Añade que lo viene haciendo siempre así. Es fiel a su palabra. Recuerdo hace años un concierto en el hípico de Cáceres donde hizo esa misma dedicatoria y en el que sacó una pancarta contra la refinería. Aquello le granjeó no pocas enemistades con el poder político. El sábado, desde las primeras canciones, refrendó su apoyo a las movilizaciones de los agricultores, que forman parte del primer eslabón de la cadena vital del ser humano.

La vocación ecologista de Manolo García es una de sus improntas y, de hecho, continuó lanzando soflamas en este sentido. Lo primero que hizo fue alabar «lo bien que vivimos los extremeños», gracias a una naturaleza bien conservada como en ningún otro lugar de Europa. Sospecho que a Manolo García le encantaría vivir aquí. Después, dio consejos sobre las llamadas energías verdes o alternativas. Fue especialmente insistente en el lugar de ubicación de las placas fotovoltaicas. Afirma que tienen que colocarse en las medianas de las autopistas y en lugares ya perdidos desde el punto de vista conservacionista, «como los polígonos industriales», pero no en los tejados de las casas de los hermosos pueblos extremeños. Y también le dio un repaso a la energía eólica: los molinos no deben instalarse en tierra firme, sino en el mar, donde no suponen un quebranto ni estético ni natural. Ay, Manolo, nunca te tomes vacaciones de ti mismo. Eres como decía Sócrates, el tábano social, el que recuerda a cada momento nuestros errores y nos pone frente a ellos como un espejo, el que denuncia las injusticias y plantea las preguntas que nos incomodan a todos. Finalmente, de soslayo, se refirió al problema territorial: «solo sé que solos no somos nada y que juntos se logran más cosas, como me sucede con mis músicos». Genio y figura. Y eso que estaba cojo y griposo.

martes, 12 de marzo de 2024

Violencia cotidiana

https://www.elperiodicoextremadura.com/opinion/2024/03/12/violencia-cotidiana-99316308.html

Cada vez soy testigo de más casos de violencia cotidiana. Me refiero a los excesos verbales con el prójimo, a la mala ‘milk’ que muchos ciudadanos destilan en su día a día con sus semejantes, a la incomprensión de los vecinos y al mal conducirse por la vida. 

Estamos poseídos por un extraño resorte que salta a las primeras de cambio. Hace unos meses, muy temprano, iba por la calle y una mujer que iba por mi acera incomprensiblemente me dio un golpe con la mochila que llevaba al pasar con rabia por mi lado. “¡Iba por mi derecha!”, me espetó. Después escuché un improperio contra mi persona. Si a las ocho de la mañana ya estamos como un volcán no quiero pensar qué sucederá a las diez de la noche.

Continúo. En la cola para pagar en una conocida firma de ropa, la dependienta al ver que están todos muy pegados en la cola, de forma amable, me comenta que me separe de la clienta que tenía delante de mí. Me explica que están dando datos sensibles, como número de teléfono y pines y que lo mejor es separarse. Le contesto que tiene razón y doy unos pasos más atrás. La clienta que tengo a mis espaldas se da por aludida y le habla de malas formas aduciendo que no para de repetir lo mismo. La dependienta le contesta con educación y tratando de templar gaitas y la señora se enerva cada vez más. ¿Ya no recordamos los tiempos del covid en los que había que guardar distancias de seguridad? No hemos aprendido nada.

Y sigo. En la cola del banco, esperando a que abran, un señor mayor actualiza su cartilla acompañado de su perrito en la puerta, en la calle. Una clienta que estaba en la cola le afea que el perro le está molestando. El minichucho no se acercó ni unos metros, pero ella lo percibió como una amenaza. Es cierto que los animales de compañía no pueden ir a determinados sitios, pero creo que tenemos poco aguante. Somos muy tolerantes para determinadas cosas y para otras sacamos la garrota inmisericorde.

Recuerdo que cuando era pequeño había una asignatura que se llamaba Urbanidad en la que te enseñaban a ponerte en el lugar el otro y a tratarlo con exquisita educación. Y no digamos si nos referimos a las enseñanzas de Jesús de Nazareth de amar al prójimo como a sí mismo. Espero que esta Cuaresma nos haga reflexionar a todos.