martes, 19 de junio de 2018

Periodismo en la era de la posverdad

Todas las intervenciones de la pasada gala de los Premios Empresario del Año 2018 (por cierto las más vistosa y divertida de las 23 ediciones que llevamos hasta ahora) tuvieron un tema en común: las noticias falsas. La mentira, antítesis del periodismo, ha preocupado siempre a los profesionales y ahora a los amos del mundo. ¿Saben ustedes cuál ha sido el tema estrella de la última reunión del Club Bilderberg en Turín? Pues la posverdad, la trola.

¿Cómo evitar tragarse un bulo? Lo primero es distinguir los medios de comunicación que hacen una exhaustiva comprobación de la veracidad de las informaciones de aquellos que funcionan a golpe de ‘cortar y pegar’.

También recomiendo al lector hacer caso al sentido común a la hora de valorar una noticia y no a los prejuicios. Esa es la puerta de entrada de las noticias falsas a nuestro imaginario. Si una noticia ‘chirría’ hay que ponerla siempre en cuarentena y contrastar en otros medios y fuentes. Existen muchas webs en busca del like fácil y noticias generadas en agencias publicitarias que buscan colarse por las rendijas de la urgencia diaria en las redacciones, ahora muy adelgazadas en los medios tradicionales. Un viejo aforismo reza que «cualquier cosa que alguien quiere que se publique es publicidad y que todo lo que alguien no quiere publicar es periodismo». Por eso los periodistas son más necesarios que nunca ahora.

En este momento en el que las redes sociales encumbran o hunden a cualquier cargo público con informaciones que corren como la pólvora, urge que los ciudadanos sepan que detrás de una noticia firmada por un periodista está la garantía de fuentes contrastadas. Lo demás es adorar al algoritmo de Google. Refrán: Consejos vendo, que para mí no tengo.