jueves, 3 de mayo de 2012

Con chandal y a lo loco


El chandal es una prenda deportiva que se va popularizando cada vez más. En el barrio de Nuevo Cáceres, por ejemplo, parece que es el uniforme oficial, especialmente por las tardes o los fines de semana. ¿Quiere decir eso que la gente hace más deporte? Pues no. De momento se ha puesto de moda para el 'shopping', o sea, ir de compras e incluso salir de paseo hasta el barrio de Casa Plata y volver en fila india. Yo clasifico en dos a los usuarios de chandal que no hacen deporte: los que usan gorra y lo que no. Los primeros están completamente perdidos para cualquier intento de recuperar el 'glamour' perdido. Para los segundos aún hay esperanza, aunque poca. Ir en chandal me parece casi como recibir una visita en pantuflas. Hay quienes piensan que Belén Esteban es la responsable del 'chandalismo ilustrado', ya que combina esta prenda con tacones y bolsos a juego. Madonna incluso se ha paseado por París de esta guisa. Hay tribus urbanas, como los Canis, que han hecho del chandal una suerte de uniforme, al que adornan con cazadoras 'bombers' y grandes cadenas doradas al cuello. Hay incluso una página de Facebook llamada 'yo también uso el chandal del colegio como pijama'. El sueño de los domingueros comienza a hacerse realidad para ellos y pesadilla para el resto de los mortales. Estoy convencido de que dentro de cientos de años el chandal será considerado como una degeneración, como el refajo o los pololos. Yo, de momento, he relegado el chandal para cuando cojo la bicicleta, o sea, para casi nunca. Soy más bien de pijama, aunque viva en Nuevo Cáceres. Y algún domingo bajo en bata por los churros del desayuno, desprovisto también de 'glamour' alguno. Refrán: Aunque la mona se vista de chandal, seguro que nunca hace deporte.