martes, 14 de febrero de 2023

Los Goya en un país de porteras

Mientras sea ficción nos hacemos cruces, pero en la realidad todos practicamos el 'buylling', de una manera u otra


Me avergüenza vivir en un país en el que tras una excelente cosecha de trabajos galardonados con los Premios Goya, el principal comentario al día siguiente no sea el fantástico retrato de la Galicia profunda de As Bestas, ni la radiografía de las cárceles franquistas aguardando la amnistía de Modelo 77. No, lo que ocupaba minutos de programas de televisión era el aspecto físico de la actriz Berta Vázquez en esa hoguera de vanidades que es la alfombra roja. ¿Realmente este es el nivel? Estamos en un país de porteras y verduleros de vecindario, solo interesados en el comentario malicioso por vender algo. Y una vez más la mujer en el punto de mira por no cumplir determinados cánones. Lo siento, pero ver los ojos entristecidos de Berta me han recordado a los de los ejemplares de ganado en los concursos morfológicos de la Feria Agroganadera o de Zafra. Eran la viva imagen del dolor emocional ante los murmullos y reacciones adversas de su imagen personal mientras sonaban los flashes. Así veo la alfombra roja, un concurso de ganado en el que en vez de veterinarios hay fotógrafos y viperinos comentaristas del cuore.


Me preocupa doblemente porque una de las películas triunfantes es Cerdita, rodada en Extremadura, y que hace una cruda denuncia del acoso, también llamado bullying, quizá porque que pensamos que el anglicismo quita hierro al tema. Es decir, que mientras sea ficción nos hacemos cruces, pero en la realidad todos lo practicamos de una manera u otra. Sí, cotillear del aspecto exterior de una persona es una forma de señalar, arrinconar y vejar a un ser humano. Así es esta nuestra sociedad, hipócrita y como aquellos sepulcros blanqueados que decía Jesucristo. Otro de los casos comentados –en vez del alto nivel de nuestro cine- es el de la actriz Sara Sálamo que iba sin maquillar a la ceremonia. ¿Tiene eso importancia? Nadie ha entendido la denuncia de Sara. No estamos avanzando nada y me temo que seguiremos así mucho tiempo.