miércoles, 2 de febrero de 2022

La absurda muerte de René Robert

 La absurda muerte de René Robert

La muerte de René Robert me ha conmovido. No por la desaparición de quien inmortalizara en sus trabajos fotográficos a lo más granado del flamenco, como Paco de Lucía o Camarón, que también, sino por las circunstancias tan desgraciadas de su fallecimiento, tremendamente reveladoras de la inhumanidad que nos está caracterizando. René, de 85 años de edad, había salido a dar un paseo. Se desplomó en una calle del centro de París y permaneció allí, ante la mirada ignorante de los transeúntes, tirado en el suelo, sin nadie que lo auxiliara, hasta bien entrada la madrugada. A las seis y media de la mañana un ‘sintecho’ dio la voz de alarma y alertó a los servicios de emergencia. René había fallecido por hipotermia en una calle transitada, ante la desidia y la molicie de todos. El laureado reportero gráfico no recibió un auxilio que previsiblemente le habría salvado la vida. ¿A dónde hemos llegado?

Esta situación me recuerda a la sufrida por Javier Echeverría-Torres Sauquillo, hijo de la política Paca Sauquillo, gran defensora de las libertades públicas, quien fallecía en el metro, donde se encontraba completamente solo, sin poder hablar, enfermo y en estado de semi-inconsciencia. Los responsables de seguridad que debían auxiliarle lo sacaron a la superficie y lo abandonaron a la intemperie, donde murió. Fueron condenados. 

Ya dijo Sartre que «El infierno son los otros», pero es una concepción del mundo excesivamente egoísta. Parecía que la pandemia nos iba a volver más empáticos con los problemas de los demás, pero desengañémonos, no es así. Me atrevería a decir que todo lo contrario. Nuestros hermanos están colapsando por las calles y nos importa un pepino. No somos humanos, no me reconozco en el espejo en el que me miro a diario. Refrán: Cuando el villano está en el mulo, no conoce a Dios ni al mundo.