lunes, 19 de diciembre de 2011

Sencillamente, vivir

A veces me asalta el fantasma de las Navidades pasadas, como en el cuento de Dickens , y me aterra el contraste con estos tiempos actuales. Me asusta la dictadura del regalo, el imperio de los compromisos, de la cena o del almuerzo para simplemente atiborrarse de comida o acabar sumido en vapores etílicos. Siento pánico de la generación de la videoconsola, del regalo que cuesta al padre de familia un riñón para acabar arrinconado en el cajón de los juguetes pasados de moda. Por eso me gusta mucho el lema que emplea Cáritas para su campaña de sensibilización de este año: Vive sencillamente para que otros, sencillamente, puedan vivir .

Vivir sencillo. Es muy fácil de decir y muy complejo de llevar a la práctica cuando todos los mensajes circundantes llaman a todo lo contrario. Cáritas ha redactado un decálogo para acercarse a esta vida en la que la confianza esté en las convicciones y no en el dinero. A mi cabeza vienen imágenes de la infancia de una mañana soleada del día de Reyes, en la que los niños jugábamos juntos con el balón que le habían regalado a un vecino. Qué lejos de esta Navidad moderna en la que la felicidad se mide por las dimensiones de las cajas de regalo, el dinero y la posición social. Pues ya estamos viendo que este modelo económico de crecimiento y consumo imparable nos está llevando al desastre. Se impone una nueva economía de comercio justo que no esté basada en la especulación. Fácil de decir y complejo de hacer. De momento, desde aquí os pido que este año reduzcáis el consumo innecesario. Así algunos de los 4.000 millones de personas que viven en la pobreza quizá pueda simplemente sobrevivir. Refrán: Al que veas en alpargatas por Navidad, no le preguntes como le va.