martes, 22 de enero de 2013

Vida en pareja

Desde que vivo en pareja me paso los sábados emparejando calcetines. No es que en esa acción se resuman las ventajas de la convivencia, pero cuando me preguntan por ello es lo primero que se me viene a la cabeza. También han entrado en mi vida las fiestas populares del pueblo de mi señora: san Blas, san Antón, y la Virgen de Altagracia eran hasta hace poco entelequias para mí y ahora son fechas en el calendario ineludibles, sin mencionar por supuesto san Roque y sus toros veraniegos. Además, ahora me disfrazo en carnavales y me visto de época en la feria del pueblo. ¿Será eso el matrimonio?




En mi ya lejana existencia de soltero mi casa era un santuario del caos en el que había altares al desorden por cualquier lado. Desde que vivo en pareja he aprendido a usar los posavasos, a poner el aspirador los domingos y a mejorar la técnica de la micción, para evitar esas gotitas que siempre se nos escapan a los hombres fuera de la taza.



--¿Es que no miras nunca cuando orinas, Juanjo ? ¡Y baja la tapa siempre, por favor!



Yo me encojo de hombros y trato de explicar, de excusarme con ojitos de cordero a punto de entrar en el matadero, pero es imposible hacer entender esa necesidad atávica y viril de marcar el territorio, aunque sea solo en el cuarto de baño.



Eso sí, ahora hay siempre un apoyo en el dolor y la enfermedad, alguien que se preocupa por tí, que te expresa siempre su amor y con quien los momentos buenos son el doble de buenos y los malos, simplemente regulares. Ahora me voy corriendo a emparejar calcetines, pero que nadie se entere de que ahí está parte del secreto de la felicidad. Refrán: Más vale un mal marido que buen querido.

martes, 15 de enero de 2013

Víctor Jara, justicia 40 años después


Este año se cumplen 40 de la detención ilegal, tortura y posterior asesinato del cantautor chileno Víctor Jara . Y han tenido que pasar cuatro décadas para que la justicia se ponga en marcha. Ocho exoficiales el ejército chileno están procesados por la muerte del autor de 'El derecho de vivir en paz'. Algunos de ellos se han presentado ya ante el Tribunal de Apelaciones. Dos de ellos, el coronel Hugo Sánchez Marmonti y el teniente Pedro Barrientos están procesados por delito de homicidio. Por supuesto, ya han negado siquiera conocerse. Muchas especulaciones y mitos revolotean sobre lo que pasó aquel 11 de septiembre de 1973. Lo cierto es que ese día las tropas del ejército chileno sitiaron la Universidad Técnica del Estado. Allí detuvieron a alumnos, profesores y personal de la institución, entre ellos el malogrado cantautor, que era profesor de teatro y folclore. Tal fue el número de detenidos que hubo que emplear el Estadio de Chile como campo de concentración. Desde 2003 se conoce como Estadio 'Víctor Jara'. Está probado que fue torturado y finalmente ejecutado el 16 de septiembre tras seis días de agonía. Recibió 44 impactos de bala y arrojado a las calles como un perro. Su mujer reconoció el cuerpo en un tanatorio y huyó del país. Víctor Jara era simplemente un hombre que denunciaba las injusticias humanas, como la guerra del Vietnam y el abismo entre terratenientes y jornaleros. Si hoy viviera seguro que abanderaba las críticas a este desastre crisis moral y económica que vivimos. Refrán: Una vida dedicada a la música es una existencia bien empleada.

martes, 8 de enero de 2013

Familia


Estos días me he dado cuenta de la importancia de la familia. Más allá de las bolsas de regalos, más allá de las reuniones inacabables y a riesgo de que algunos me consideren reaccionario, lo cierto es que la familia es el cemento social que logra, de momento, que no se caiga este chamizo tambaleante que es la realidad española actual. Es cierto que hay cuñados muy pesados, tíos que cuentan la misma anécdota todos los años, y sobrinitos a los que mandarías empalar vivos para no oírles chillar. Pero gracias a esos abuelos, suegros, hermanos y amigos muchas familias están resistiendo la crisis en una suerte de trinchera que por ahora aguanta. Son los auténticos superhéroes de barrio que con su pensión o su ridícula paga están ayudando a hijos, sobrinos o nietos en peligro de extinción, machacados por el paro o las deudas. Porque cuando acaba la cena o el almuerzo en familia siempre hay una mirada cómplice de la hija a su madre que lo dice todo sin palabras. Y la madre se rasca el bolsillo para que esa hija cuyo yerno engorda las listas del Sexpe desde hace años no pase hambre. Y también hablo de la familia en aspecto amplio. Hay amigos que me hacen sentirme familia de ellos porque sé que siempre estarán para echarme un cable, porque en su casa siempre habrá una botella que descorchar y un sofá donde apoyar la cabeza. Porque los españoles tenemos muchos defectos pero si existe una virtud es que a los amigos de verdad se les trata como auténticos familiares. La familia es denostada por muchos como una institución atávica y atrasada, pero lo cierto es que logra cada día que no salgamos a las calles a hacer barricadas. De momento. Refrán: Nada mejor en la vida de una familia unida.