viernes, 25 de mayo de 2018

Benito Moreno: ¡Ra, ra, ra!


Ha fallecido Benito Moreno Hurtado. Probablemente esta filiación no les diga nada, pero lo cierto es que se nos ha ido uno de los artistas y pensadores más completos que ha dado este país, como siempre más reconocido por el ciudadano de a pie que por las instituciones. Si digo que Benito Moreno es el autor del Ra, ra ra, durante años sintonía del programa deportivo de radio El Larguero es posible que el lector vaya ya situando a este gran artista.

En Sevilla era habitual verlo por el barrio de El Museo y, por supuesto, en el bar El Rinconcillo, famoso porque no se limpia el polvo desde su fundación, en 1670. Pero las tapas y vinos están de escándalo. Palabra.

Benito Moreno nació en la capital hispalense en 1940 y pronto estudiaría arte dramático en el conservatorio. Conoció que el filósofo Agustín García Calvo montaba obras de García Lorca e hizo una versión de Los títeres de la cachiporra con tanto éxito que fue prohibida por orden gubernamental. Se fue a Bretaña (Francia) y allí estudió Bellas Artes y acaba de profesor universitario durante dos décadas. En los años 70 regresó del exilio y entonces su hermano Josele –sí, el humorista de ‘Antonio, vente pa’España’- triunfa con su grupo Los Payos cantando María Isabel. Benito ofrece entonces un memorable recital junto a Carlos Cano, donde interpreta su conocidísimo tema España huele a pueblo. Por su parte, Cano canta por primera vez su Verde, blanca y verde, canción estandarte del andalucismo.

Los cuadros de Moreno, especialmente sus tauromaquias, son una delicia armónica de color y fuerza. En sus trabajos discográficos puso música a los grandes poetas andaluces, cosa que hizo con gran acierto con Bécquer. Ahora trataba de hacer lo mismo con Rafael Alberti pero, al parecer, su viuda le exigía unas condiciones leoninas para cantar al gaditano universal. En fin, lo que corrompe el dinero. Pero Benito resistió incólume a todos sus cantos de sirena. Refrán: ‘Me voy al Rinconcillo, viejo y amarillo. Allí está la tuna, siempre inoportuna, con esa ropita que solo en cintitas gasta una fortuna” (Benito Moreno).