El auto del Tribunal Supremo sobre la paralización de la
exhumación de Francisco Franco ha dejado a todo el mundo atónito, al dar por
bueno que el dictador llegó al poder a los tres meses de estallar la guerra
civil. Al margen de disquisiciones sobre cuándo tienen validez jurídica los
actos de un ejército rebelde, que hay recordar que esas fechas tienen su
explicación en un hecho histórico no muy conocido y que tiene como protagonista
a este periódico y a su por entonces redactor jefe, Juan Milán Cebrián.
El 28 de septiembre de 1936 el diario ‘Extremadura’ publicó
en primicia la proclamación del general rebelde Francisco Franco como «único
caudillo de España, jefe del Estado y Generalísimo de los tres Ejércitos de
Tierra, Mar y Aire». La noticia, que marcó el devenir de la guerra civil y del
régimen totalitario que rigió España durante los cuarenta años posteriores,
colocó a Extremadura y a este humilde diario en el mapa internacional.
El 27 de 1936 era domingo y su cumpleaños. Pero Juan Milán
Cebrián corría una y otra vez desde el palacio de La Generala al de los
Golfines de Arriba en busca de novedades sobre la toma del alcázar de Toledo.
La noticia de la victoria se extendió por toda la ciudad y los cacereños se
congregaron en las inmediaciones de los Golfines de Arriba y la plaza Mayor en
una manifestación que fue, de facto, la proclamación por aclamación, de
Francisco Franco como jefe de Estado. Así lo anuncian Yagüe y Millán Astray
desde el balcón del palacio. La oficial, la formal, fue en Burgos al día
siguiente, y consta en el Boletín Oficial de la Junta de Defensa Nacional
(decreto 138). Por eso el Tribunal Supremo entiende que el Franco fue jefe de
Estado a partir del 1 de octubre de 1936, al día siguiente de su publicación.
Lo cierto es que este periódico dio ya en 1936 un ejemplo de
periodismo moderno. A unos años de ser centenario, sus redactores prometen
seguir cumpliendo –ahora con renovadas fuerzas y con la misma abnegación-- sus
deberes con los lectores cada día. Refrán: El arte de vencer se aprende en la
derrota (Simón Bolivar).