martes, 12 de mayo de 2020

Alcaldes

El pasado domingo este diario publicó un suplemento especial llamado ‘En clave de futuro’. En él un nutrido número de alcaldes elegía EL PERIÓDICO EXTREMADURA para contar no sólo cómo están haciendo frente al covid-19 cada día, sino sus planes para cuando todo esto termine, que lo hará, si Dios quiere. Hay que agradecerles que en estos tiempos de tribulación nos hayan elegido como altavoz y depositado su confianza.

A lo largo de treinta años de ejercicio profesional he conocido y entrevistado a muchos alcaldes y, aunque con ciertas excepciones muy contadas, puedo decir que los ciudadanos pueden sentirse muy orgullosos de sus representantes en primera línea. Alcaldes que hacen la compra a los mayores, les llaman por teléfono, se preocupan de que sus vecinos tengan medicinas, buscan soluciones para la desinfección... Ese tipo de actividades superan con creces las responsabilidades de su cargo y ellos las realizan gustosos y conscientes de que son ellos también tan esenciales como policías o sanitarios.


La pandemia ha dejado al descubierto algunas de nuestras deficiencias, especialmente en el cuidado de los mayores, pero también nuestras virtudes, y una de ellas son nuestros representantes en primera línea de batalla. Porque, tengámoslo claro, el alcalde lo es las 24 horas del día. Es abordado por los vecinos hasta cuando va a tomarse el café. Ellos le hacen demandas y denuncian deficiencias in situ. Y así debe ser. De alcalde es difícil escaquearse. ¡Qué diferencia con nuestros políticos de las grandes cifras y números, de la política con mayúsculas! Su falta de contacto con la realidad les lleva en ocasiones al abismo o a la incomprensión de los ciudadanos (y votantes).

Una cosa parece clara: la pandemia se va a llevar por delante a la mayoría de la clase política actual. Esperemos que los ciudadanos distingan bien quiénes han estado con ellos full time y los que solo se acordaron de ellos a la hora de las urnas. Refrán: Cuando se mueve el alcalde, no se mueve en balde.