martes, 30 de abril de 2013

Día del Trabajo, sin trabajo


Mañana es el Día del Trabajo. ¡Qué ironía que celebremos la efeméride con un índice de paro cercano al 25% de la población activa! Y estoy hablando de cifras económicas, pero tras ellas hay un drama humano que nos toca a todos, porque todos conocemos de cerca familias que se han quedados sin ingresos desde hace tiempo. Precisamente, la familia --que muchos se empeñan en destruir en aras de una ridícula modernidad-- es la que está consiguiendo que los españoles no nos lancemos a la calle a hacer barricadas. Muchos abuelos están aportando su pensión para que hijos y nietos puedan sobrevivir. La familia logra el milagro de que muchos puedan llegar a fin de mes. ¿Cómo explicaremos a nuestros nietos que el estado del bienestar apenas fue un espejismo? Porque, no seamos ingenuos, cuando este vendaval de la crisis cese --que lo hará alguna vez-- todos los derechos que habíamos adquirido no los recuperaremos. Hay días que me despierto por la mañana y me siento un rehén de Angela Merkel , y pienso que todo esto del euro ha sido lo peor que nos podía pasar, que nuestros políticos en realidad no nos representan para nada. Siento una gran pena por la actual fuga de cerebros que se está produciendo. Es una segunda gran emigración y ya no se trata de mano de obra no cualificada, sino de nuestros jóvenes mejor formados. No me extraña que un padre de familia desesperado la emprenda a tiros en la jura del gobierno italiano o que este fin de semana una mujer tratara de suicidarse en Córdoba lanzándose al Guadalquivir. Están tensando la cuerda, que como siempre se rompe por el lado del más débil. Refrán: Como el comer es diario, trabajar diariamente es necesario

miércoles, 24 de abril de 2013

Todo está en los libros

Hoy, ya que estamos en el Día del Libro, recuerdo aquel programa de televisión de Fernando Sánchez Dragó que comenzaba con una canción de Luis Eduardo Aute cuyo estribillo decía: Todo está en los libros . Habría que plantearse si actualmente esto es así. Personalmente se me hace muy difícil leer un libro en un dispositivo electrónico, como por ejemplo un ebook. Antes, nada más entrar en el despacho de alguien sabías sí leía por el tamaño de su biblioteca. Ahora haces una entrevista a un escritor novel y no ves apenas un ejemplar en los estantes de su casa. Y le preguntas que dónde están los libros.



--Hombre, Ventura, es que yo lo tengo todo en mi ebook.



--Ah, claro, claro...



Pues yo no sé qué tienen los ebook o internet pero los profesores de secundaria están pidiendo a los alumnos que entreguen sus trabajos a mano porque al final ni se documentan para hacer los resúmenes de los libros: Lo sacan todo de internet. La actitud lectora ante la hoja de papel es distinta, al menos en mi caso, de la que puedo tener ante la pantalla. Ultimamente, estoy tan acostumbrado al consumo de información en internet que cuando me pongo ante un libro-libro, con sus 600 páginas, se me hace un mundo. Estamos en tiempo del 'fastfood' literario por culpa de las nuevas tecnologías. A mí me seguirán llamando antiguo, pero me gusta ver los estantes de mi librería y recordar los momentos en los que leía los volúmenes que conservo. Con un ebook es imposible sentir eso o leer las glosas que he dejado en el ejemplar de mi puño y letra. Por favor, lean, serán más felices. Compren libros, la de librero es otra profesión que está al borde de la extinción. Ayúdenles. Refrán: Libro cerrado, maestro callado.

martes, 16 de abril de 2013

Sorpresas primaverales


Primavera que no llega", dice Pau Donés en una canción. El invierno ha sido casi eterno. La primavera ha llegado, pero no, aquí ha pasado de largo, como otras tantas muchas cosas. Creía que había una cosa que se llamaba 'entretiempo', esos estadios intermedios entre estación y estación en los que no se acierta con lo que se pone uno de ropa. He oído hablar a nuestros padres del 'armario de entretiempo'. Pero eso ya no existe. Un día estamos con los abrigos, la bufanda y el paraguas y al día siguiente nos encontramos asfixiados en el paseo Cánovas. Fue este pasado fin de semana como una explosión de calor. La primavera llegó por sorpresa y con tanto ímpetu que ya es verano. Salimos a la calle dispuestos a empaparnos de sol tras el invierno más largo que recuerdo, más gris, más oscuro en todos los sentidos y no sólo desde el punto de vista climatológico.
Y con la primavera llegaron más sorpresas. Recibí una carta de la compañía del gas diciendo que me cobraban más de 50 'eurakos' por no se qué revisión obligatoria. Que digo yo que si es obligatoria por qué la cobran y por qué no te avisan de que lo van a hacer. Otra sorpresa: me cobran 19 'eurakos' por un raro concepto de 'mantenimiento' de la tarjeta de crédito. Son curiosas estas sorpresas. Quizá antes sucedían pero claro, vivíamos en plena bonanza y ahora miramos el estadillo del banco al milímetro. Uno empieza a estar harto de tanto cobro inesperado por sus proveedores de siempre. De momento, me quedo con esta primavera voluptuosa, que no es primavera, sino un verano 'de facto'. Como estas facturas inesperadas que son atracos suaves y en papel timbrado, pero robos en suma. Refrán: La primavera la sangre altera y también te asalta la cartera.

martes, 9 de abril de 2013

El invierno más frío

No acabamos de salir de este largo invierno. Y parece que no lo haremos nunca con esta vuelta a la guerra fría, que creíamos superada tras la caída del bloque soviético hace ya décadas. Pero esta crisis que padecemos es una vuelta atrás en todos los sentidos. Ahora asistimos atónitos a una crisis de los misiles, con distintos protagonistas pero similar en sus planteamientos, a aquella que puso al mundo al borde del precipicio. La escalada de hostilidades, de momento solo formal y teatral, la protagoniza el dictador norcoreano Kim Jong-un , un líder que parece sacado de una película de James Bond , como un Doctor No del siglo XXI . Si no fuera porque la seguridad del planeta está en sus manos todo sería como un vodevil al estilo de la genial película de Kubrik Teléfono Rojo: Volamos hacia Moscú . La guerra fría comenzó en Corea y se cerró en falso en 1953 con un conflicto que acabó con miles de bajas en los ejércitos chino, coreano y estadounidense. Pero poco parece que calaron los casi dos millones de muertos. Aquella guerra acabó con una península de Corea dividida y fue la única vez que los ejércitos de EEUU y URSS intercambiaron fuego apoyando a sus aliados. Una guerra en blanco y negro. Ahora el joven dictador quiere hacer demostración de fuerza y el mundo está interconectado con televisiones que distribuyen su imagen a color adorada por unos súbditos que se parecen cada vez más a los protagonistas de la novela de Orwell 1984 . Espero que todo se quede aquí, en una bufonada, porque sospecho que muchos poderes en la sombra desean una guerra para reactivar la economía y acabar con la superpoblación del planeta. No es la primera vez que pasa. Refrán: En tiempo de guerra, mentiras por mar y por tierra. .