lunes, 15 de enero de 2024

La memoria activa de la Transición

El periodista cacereño José Julián Barriga analiza este periodo de la historia de España en su reciente libro ‘En defensa de la Transición. Memorias de un testigo afortunado’, Premio Internacional Sial Pigmalión de Pensamiento y Ensayo

La Transición española fue una hazaña histórica que permitió la reconciliación nacional en un momento crítico de zozobra y cambios en el país. José Julián Barriga Bravo (1943, Santiago del Campo e hijo adoptivo de Garrovillas de Alconétar) fue testigo directo de un periodo que ahora se invoca con fruición para solucionar el sindios en el que se ha convertido la política nacional. Tras seis décadas de periodismo activo en distintos frentes, acaba de publicar ‘En defensa de la Transición. Memorias de un testigo afortunado’, Premio Internacional Sial Pigmalión de Pensamiento y Ensayo, que mañana se presenta en el Espacio Uex del Instituto de Lenguas Extranjeras de Cáceres. 

Aunque no soy amigo de dar consejos, recomiendo este acto con ahínco, porque en la lúcida cabeza de José Julián cabe toda la historia reciente de España, como ya demostró en la presentación en el Corral de Comedias de Garrovillas. Además, sabe trufar de anécdotas su discurso, para hacerlo ameno. Asegura que informar en la época franquista era una «frustración continua», ya que, aunque los periodistas tenían los datos, no podían contar la realidad tal como la percibían. Como botón de muestra, explica que al comienzo de su actividad como periodista dos guardias civiles de paisano interrogaron a su padre sobre él, entonces un aprendiz que resultaba incómodo para el poder. No era para menos, pues entonces era de los pocos periodistas que estaban acreditados para informar sobre Francisco Franco. Conoció el final de la dictadura, a su juicio, propiciado por el miedo al choque de las dos Españas, la emergente clase media y el descrédito del régimen. Después, con la llegada de la democracia, Adolfo Suárez encarnó una gran esperanza para la sociedad, en medio de los constantes atentados de ETA. El periodista cacereño, primer director de los Servicios Informativos de la Presidencia del Gobierno, relata la tremenda soledad del estadista en la toma de decisiones y cómo abandonó la presidencia tras perder la confianza del rey Juan Carlos.

El libro y el testimonio de este veterano son vitales para poder entender el pifostio en el que nos encontramos ahora, ya que la Transición se quedó corta al no poder solucionar el sempiterno problema territorial. Y de aquellos polvos tenemos estos lodos. Afortunadamente, desde entonces hay una paz social razonable, las relaciones con la iglesia se han reconducido, y los militares han abandonado veleidades golpistas. Si quieren enterarse de nuestra historia por boca de alguien que realmente «estuvo allí», acudan a la presentación o lean el libro. No se enteren por terceros de algo que fue clave para nuestras vidas. Para experiencias vicarias y fake news está internet.