martes, 24 de marzo de 2009

Extraños mensajes en mi correo

Desde hace unos meses recibo un extraño mensaje en mi correo electrónico. Voy a transcribirlo literalmente. Su encabezado dice: "Comiencen el trabajo con un equipo exitoso". La propuesta, aunque mal redactada, parece interesante. Y sigue: "Lo felicitamos por su deseo de unirse a nuestro equipo y colaborar con nosotros. El encargo de representante se supone a coloborar con ayuda para nuestros clientes". Coño. ¿Me he unido a un equipo sin saberlo? ¡Y voy a "coloborar" con ellos. Impresionante. Veamos qué ofrecen: "Al principio, su trabajo será de carácter muy básico. Se encargará de realizar las transferencias para nuestros clientes como se lo piden. Nuestros menageres le ayudarán al principio y explicarán todo lo necesario". Vaya. Estoy deseando que me llame un "menagere" para charlar con él.

Prometen un trabajo de tres o cuatro horas como máximo por las mañanas y un suelo de 2.000 euros el primer mes, que irá "prograsivamente" aumentando si hago el trabajo con "responsabilidad y puntualidad".

No sé exactamente en qué consiste ese trabajo. Tendría que hablar con uno de los "acesores". Aunque antes hay que enviar una serie de datos personales --que me escaman-- a un correo gratuito. Y digo yo que si la empresa paga 2.000 euros al mes a un recién llegado ¿Cómo no tienen ni para hacerse una cuenta de correo? La carta la firma un tal J. Rodríguez del "Finance Departamen Virgin". No sé a ustedes, pero qué mal huele todo esto. Refrán: ¡Cuánto ladrón de nuevo cuño debería estar destripando terruños".

martes, 17 de marzo de 2009

La metáfora de los gusanos de seda

Mis gusanos de seda han nacido por fin. Mereció la pena la espera de un año. Mis huevos --los de los gusanos, se entiende-- estaban ahí, en la caja de zapatos con los agujeros hechos en la tapa, en un rincón oscuro de la casa, durmiendo su sueño metamórfico. Y la verdad es que siempre, cuando se acerca el 19 de marzo, Día del Padre, sucede el milagro del despertar de los huevecillos.
Yo, que soy incrédulo por naturaleza, me sorprendo de que después de un año la vida pueda volver a brotar de esas minúsculas partículas negras. Lo malo es que como la primavera viene tan rara, con un marzo que ´mayea´, apenas hay moreras actualmente. En la ciudad casi ninguna.
Junto al periódico había dos moreras. Una ha sido talada en la calle de Alvaro López Núñez, imagino que por enfermedad o por peligro para los coches, porque era muy grande y las lluvias la habían desequilibrado peligrosamente. Otra apenas tiene hojas ahora. Los árboles tampoco son ajenos a esta locura climática y van a trasmano con los ciclos del mundo. Son las cosas del calentamiento global.
También he pensado en el origen del insulto "gusano". Está bien pensado, especialmente para alguna pequeña parte de la clase política e intelectualidad del país. A saber: Se pasan la vida haciendo el huevo. Les alimentamos desde que nacen a placer y no tienen que preocuparse de nada. Después por hacer el capullo se nos ablanda el corazón ya tienen asegurada la siguiente generación. Madre mía. ¡Pero qué bien viven los gusanos! Refrán: Si quieres medrar a placer haz el capullo por doquier .

martes, 10 de marzo de 2009

Los hombres heridos

Me despierto cada mañana rodeado de hombres heridos camino de la nada. Algunos ya están muertos y no lo saben. Van cargados de amargura. El alma se les ha oxidado de golpe. Han dejado su vida en la cadena de montaje, en el supermercado, en la sala de juntas. Han sido años con el martillo neumático en las manos o con el palustre subido a un andamio. Han sido miles de madrugadas de reparación de averías o de un pequeño esfuerzo más "por el bien de la empresa".

"No te lo pide el dueño. Te lo pido yo", te decía el encargado, Y como eras amigo suyo le hacías el favor de ir, aún cuando fuera domingo o día de fiesta. Ahora el encargado y tú estáis agonizando en vida, en la cola del Inem de todos los días, haciendo los recados de la casa para no quedarse hundido en el sillón, frente a la televisión. En esa caja tonta el presidente habla y dice que está muy preocupado. Pero él no está como tú. No está muerto y hasta se le va el santo al cielo pensando en escenarios más agradables y voluptuosos. E intentas llenar la mañana de chapuzas absurdas para que tu mente no tenga conciencia de esa pequeña muerte. Y el bar, cada día es la misma sarta de estupideces, de risas sordas y socarronas. Hasta, a veces, has creído oír que te decían: "inútil". Pero giraste la cabeza y ellos seguían echando la partida, envueltos en el humo, como si nada, mirándote de reojo, pendientes de sus miserias. Y en la televisión cada vez que sale el locutor de los telediarios el corazón se te acelera cuando da las cifras del paro. El también puede ser el próximo. En el aire se masca que pronto serán cuatro millones de muertos en vida. Maldita crisis. Refrán: El paro nuestro de cada día se ha convertido en una sangría.