martes, 26 de septiembre de 2017

Boadella, profeta maldito en su tierra

La independencia del dramaturgo Albert Boadella está fuera de toda duda. Durante la dictadura se jugó la vida, literalmente, en defensa de la libertad y los derechos ciudadanos. En plena transición a la democracia, con La Torna, pieza en la que burlaba de los procesos judiciales militares, fue a la cárcel, de la que se escapó a Francia simulando un vómito de sangre. Con Teledeum la sátira de la Iglesia como institución le supuso a uno de los integrantes de su grupo Els Joglars la puñalada de un espectador airado.

Todo era una luna de miel con la clase política catalana. Pero Boadella –bufón libre y sin ataduras- fijó su mirada en el establishment catalán y en la sociedad que se estaba alimentando con la llegada de la democracia. ¿Cómo reaccionó ésta? Pues mal. Cuando al político se le pone delante del espejo no es capaz de asumir sus deformidades y corrupciones, que suelen ser muchas. Y más o menos de un 3% mayor de su tamaño original.

El surrealismo en el teatro nace con Ubú Rey, una pieza satírica de Alfred Jarry estrenada en 1896. Boadella se inspiró en ella y redactó Operación Ubú, y después Ubú President, en la que estaba claro que Jordi Pujol era el protagonista, encarnado por un magistral Ramon Fontseré. Desde entonces Boadella es un ‘traidor al país’ y Els Joglars unos apestados de los circuitos de teatro catalán. Para que un pueblo pueda considerarse maduro debe saber reírse de sí mismo y en este caso está claro que no sabe hacerlo.


Pero ese Ubú President de 1995 es un chiste comparado con la realidad actual catalana, en la que se ha educado poco a poco al pueblo en el odio al vecino. Recuerdo con cariño a Els Joglars en Cáceres representando Daliiiiiiiiiiiiií. Es una pena que por decir la verdad seas demonizado por tus paisanos. Cuando esto sucede es que la sociedad está muy enferma. Y los extremeños en la diáspora están sufriendo fuerte esa patología. Refrán: Los profetas y adivinos, embaucan a los cretinos.