martes, 13 de diciembre de 2022

¿Crisis? ¿Qué crisis?

Parece que el mundo se va a acabar y todos nos hemos lanzado al consumo compulsivo e irracional

Durante este ‘macropuente’ he recordado el álbum de Supertramp Crisis? What Crisis?. Las portadas de los discos eran auténticas obras de arte en aquellos tiempos. Este long play de 1975 lucía en su cubierta a un señor en bañador, bajo una sombrilla, en una tumbona, tomando un refresco en la azotea de un edificio. A su alrededor discurre un maremágnum de polución, suciedad y podredumbre. Él tiene cara de importarle todo un pimiento.

Algo así nos está sucediendo a todos en estos días previos a esta primera Navidad sin la omnipresencia del virus, que, ojo, todavía sigue pululando, aunque sin la cobertura mediática de hace un año. Nos están atemorizando con la guerra de Ucrania, la factura de la luz, la subida de precios salvaje, los alquileres desorbitados y las predicciones funestas del Banco Central Europeo, pero nosotros –y me incluyo- salimos a la calle como posesos a comer fuera, a gastar en nimiedades y a viajar. ¿Han visto cómo estaban los aeropuertos, los hoteles y las casas rurales estos días? Los restaurantes a rebosar de personal, como si no hubiera un mañana. Las calles con gente andando como piojos en costura, hipnotizados por las luces, que serán todo lo led que usted quiera, pero que gastan y que esa factura hay que pagarla entre todos.  Parece que el mundo se va a acabar y todos, sin apenas excepciones, nos hemos lanzado al consumo compulsivo e irracional. Lo cierto es que, narcotizados por estas ansias de gasto absurdo, no nos acordamos de la enorme crisis política que padecemos, de los líos jurídicos que tenemos encima, de las piruetas institucionales que se están perpetrando ante nuestros ojos. Deseo que estos días, además de acordarnos de zarandajas y regalos también tengamos un momento para pensar en quienes no llegan a fin de mes, sufren por alguna causa o están enfermos. Sólo de esta manera tendrá sentido aquello que pasó en un portal de Belén hace ya más de dos mil años.