martes, 15 de octubre de 2019

El 'Veroño'

Ha nacido una nueva estación climatológica: el ‘veroño’. Fruto quizá del cambio climático, tiene su origen en una distorsión cognitiva. Nuestros recuerdos de la infancia en septiembre y octubre están repletos de lluvia, de abrigos, de nubes amenazantes que descargan su ira en el campo. Ahora ya no sucede eso.

¿Cuándo morirá este verano? El otoño parece que no quiere llegar y los ‘veranillos del membrillo’ se multiplican. Lleno de contradicciones, el ‘veroño’ prolonga las temperaturas del estío mezclándolas con la caída de las hojas. La lluvia es un anhelo generalizado y las noches invitan a recorrer la ciudad antigua, con solo una manga, con las estrellas de fondo como testigos mudos de la hazaña. Y las estimaciones de los meteorólogos indican que hay ‘veroño’ para rato.

Los grillos siguen cantando en la ciudad a pesar de estar ya a mediados de octubre. Si os dais un paseo nocturno por los barrios de Nuevo Cáceres o Casa Plata los oiréis. Son los últimos resistentes, gracias al ‘veroño’.

Recuerdo que cuando empecé a ir a la Feria de Zafra, eso era sinónimo de lluvias, de grandes aguaceros que contentaban a los ganaderos. Ahora, se desarrolla siempre en un ‘miniverano’, malo para los profesionales y bueno para los feriantes del mercadillo y para los fiesteros nocturnos.

Este pasado fin de semana la ciudad monumental cacereña era un ir y venir de turistas. Las terrazas estaban llenas y se respiraba esa alegría que solo pueden inyectar el sol y la luz. Cánovas era un ‘sindios’ de hojarasca caída de los árboles y calor, en una especie de eterno retorno, un bucle que nos impedía salir de allí, siempre saludando a diestra y siniestra a las mismas personas.

Y es que el ‘veroño’ ha venido para quedarse. Llegará el invierno y no habrá otoño. He tirado toda mi ropa de ‘entretiempo’, ya no existe. Hemos arruinado el planeta y acabado con las estaciones. Estamos a un paso de que la Tierra sea solo un infierno. Refrán: En octubre, caída de hojas y lumbre.