viernes, 8 de enero de 2016

Refranero y pecados capitales: la soberbia

Vuelvo a rendir tributo a Fernando Díaz-Plaja y su revisión de los pecados capitales más habituales entre los españoles. Lo hago a través de los refranes, que tanto me gustan. En esas sentencias populares se concentra más sabiduría que en el Catón. En este caso le toca el turno a la soberbia. Sí, muchos piensan ahora que este amarse a sí mismo por encima de todo y de todos no es pecaminoso, sino una muestra de sano orgullo y de esas cosas de las que los 'coach' ahora tanto hablan. Sin embargo, junto con la envidia, la soberbia forma el tándem perfecto para arrastrarnos al infierno irremediablemente. Algunos nacen ya con la soberbia incrustada en los genes: Aún no salió del cascarón y ya tiene presunción . La soberbia es una tentación que a todos nos atañe y que cambia la perspectiva de las cosas pues Quien piensa que todo lo merece, nada agradece y Solo el necio tiene en sus cosas en mucho aprecio . El orgullo, en muchos casos tiene su origen en el nacimiento, en el creerse mejor que los demás por su alta cuna, por sus títulos nobiliarios. Por eso el refranero, sabio, asegura que Presumir de hidalguía con la bolsa vacía es pura tontería y lo remata con El 'de' de los apellidos no hace nobles, sino presumidos . Efectivamente, la soberbia es una presunción de lo que uno hace siempre estará bien y que por ello se puede despreciar a los demás. A veces la combinación de soberbia con la falta de posibles es una mezcla explosiva: Mucha soberbia y pocos bienes mal se avienen . Afortunadamente, la sabiduría popular recuerda al soberbio lo inútil de su empresa ya que, al final, la muerte, nuestro destino inevitable, nos hará iguales a todos por muy importantes que nos creamos: Vanidad humana, pompa vana: humo hoy y polvo mañana. Y nos advierte sobre los engreídos: Al vanidoso, húyele más que al leproso . Sí señor, cuánta vanidad por todos lados. Espero y deseo que este año la soberbia esté lejos de nuestros hogares.

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