martes, 27 de febrero de 2007

ESTOY AL MANDO DE LOS MANDOS

Mi vida se ha llenado de mandos a distancia. El confort se mide en una escala muy simple. ¿Tres mandos? Nivel bajo ¿Cinco mandos? Nivel aceptable. ¿Más de siete mandos? Usted es la repanocha y vive como un marajá.
Yo no mando ni en mi casa. Y eso que vivo solo. Sin embargo, poco a poco, a medida que la vida iba transcurriendo he empezado a cargarme los bolsillos de esos aparatejos. Así comencé con el mando de la televisión. Le siguió el del equipo de música. Después vino el del vídeo y el del DVD. Tengo un calefactor de aire que también se acciona con un pequeño mandito en el salón. Pero la cosa no queda ahí. Ahora, para arrancar el coche no tienes una llave, sino una especie de tarjeta de crédito con botones. A este mando hay que sumar el que acciona la puerta del garaje.
Después, para poder entrar en EL PERIODICO tienes que pasar una llavecita por un torno donde queda registrada la entrada.
Ahora entiendo eso del mando único de la OTAN y esas cosas. Debe ser un tío que tiene un mando a distancia universal y acciona todos los artilugios del mundo con solo un golpe de muñeca. Y también tiene sentido ese apelativo del mandamás .
Cuando se les acaba la pila es una tragedia, especialmente un domingo. No puedes poner el video, ni la televisión, ni calentarte... Tienes hasta que coger una rudimentaria llave manual para entrar en el garaje. ¡Incluso si no funcionase ninguno tendríamos que coger un libro y ponernos a leer! ¡Qué hecatombe! Refrán: No te pases con el mando y mueve el culo de cuando en cuando.