A ras de campo cada balón que se disputa se siente como si estuvieras en el propio terreno de juego donde se de jugaba el Veteranos CB Badajoz-Leyendas Atlético de Madrid
El maestro ‘Azorín’ escribía sus crónicas con la libreta apoyada en su
chistera y que eso de alguna manera marcaba el tono de sus escritos. El
pasado domingo tuve el honor de redactar la crónica del Veteranos CD
Badajoz- Leyendas del Atlético de Madrid desde el banquillo albinegro.
Todo ello fue gracias a la generosidad de nuestro compañero Paco Alegre,
histórico del club albinegro y a la sazón segundo entrenador de la
contienda.
No soy cronista deportivo y muy poco futbolero, por eso estar junto a veteranos iba a ayudarme a preparar mi trabajo. Y así fue.
De entrada, tenía el prejuicio de que un banquillo era una jaula de
testosterona incontrolada. Nada más lejos de la realidad. Los convocados
por Rogelio Palomo fueron ejemplo de educación, fair play y pundonor
deportivo. Los gritos fueron siempre de ánimo y de consejos para mejorar
el rendimiento.
A ras de campo las cosas se ven distintas que desde la grada. Cada balón
que se disputa, cada jugada se siente como si estuvieras en el terreno
de juego. El esfuerzo, los sudores, el cariño que se pone en cada pase
se perciben muy cercanos, casi propios.
Después está la empatía con el débil. No nos engañemos, el Veteranos del
Atlético de Madrid se nutrió de viejas glorias de sus filiales, que le
dieron un extra de fuerza y velocidad que acabó decantando el resultado.
Frente a ellos, los veteranos del Badajoz se esforzaron al máximo, con
‘Copito’ como principal estandarte, pero sin muchos frutos.
Cuando el fútbol se limita a ser solo fútbol los resultados son
sorprendentes. Nunca he visto unas gradas tan agradecidas y tan volcadas
con los dos equipos. En el Viejo Vivero se sudó y se sintió la camiseta
a partes iguales. Ojalá los beneficios del partido den oxígeno
suficiente a ELA Extremadura.