martes, 29 de agosto de 2017

Las heroínas invisibles

Cuando el pasado jueves se conoció la amarga noticia del asesinato de Sofía Tato en Arroyo de la Luz mi primer pensamiento fue para las dos niñas pequeñas que se quedan sin madre. Después me acordé de Yolanda Martín y Rebeca Manzano. Son las agentes de Igualdad de la Mancomunidad Tajo-Salor. Imaginé cómo debían sentirse. Del fuerte dolor que han debido experimentar. Su trabajo es prevenir, formar e informar para que no ocurra lo que desgraciadamente sucedió. Pero eso no convierte su labor en estéril.

Hablé con ellas hace poco para un reportaje sobre los 25 años de la mancomunidad. Me pareció que su trabajo era más que un trabajo. Había en Yolanda y Rebeca un hondo compromiso con la ciudadanía, una vocación más allá de lo meramente laboral.

A veces no hacemos visible ni damos el valor que merecen muchas actividades, como en este caso la prevención y el asesoramiento ante la violencia. Estoy seguro de que gracias a su labor se han salvado muchas vidas. Ellas son heroínas silenciosas. Recuerdo, además, de que me alertaron de una involución en los comportamientos de algunos jóvenes. Los adolescentes, según relataban, controlaban los teléfonos de sus parejas y sus redes sociales, e incluso les marcaban pautas de comportamiento y vestimenta.

¿Por qué la generación supuestamente más preparada es la más retrógrada? Entiendo que los medios de comunicación tenemos responsabilidad en este aspecto, con nuestro lenguaje, a veces tibio y con resabios machistas. Las televisiones difunden un modelo de relación en el que el control de la pareja y la violencia verbal se consienten y alientan, con niveles de aceptación sorprendentes. El amor sencillamente no existe y se ridiculiza. El matrimonio se reduce a un contrato comercial en el mejor de los casos. Las canciones que triunfan son una apología de la sumisión, el engaño o simplemente la violencia más gratuita. Así nos va. Refrán: Boda, en igualdad, hasta en la edad.