martes, 18 de agosto de 2009

La mujer que no sabía decir te quiero

Nunca le había dicho te quiero y eso se había convertido en obsesión con el paso de los años. Desde que decidieron vivir juntos, después, al casarse, y tras tener hijos, nunca había salido de los labios de ella esa frase que tanto ansiaba por todos los medios.

Ella se iba antes que él a trabajar. Aún así, él se encontraba el desayuno perfectamente dispuesto en la cocina. Después, el cuarto de baño estaba listo para que se duchara, oliendo a limpio, como solo ella sabía dejar las cosas.

Su traje de diario estaba en el gabán, planchado y con la raya del pantalón milimétricamente situada. Y él se decía entre dientes: "¿Qué trabajo le costará decirlo?".

Entonces se marchaba a trabajar a la oficina y recogía un bocadillo envuelto en papel albal, con la mantequilla distribuida de tal forma que era imposible mancharse. Después él la llamaba al trabajo a media mañana.

--¿Cómo estás, amor?

Y ella le hablaba del tiempo, del cretino del jefe, pero sin ninguna palabra cariñosa.

Después, ya en casa, ella hacía la cena. Le preparaba un baño caliente, le frotaba la espalda, tendía la ropa y volvía a plancharle el traje que llevaría al día siguiente. Durante la velada él se perdía en sus ojos y trataba de averiguar en ellos algún destello que presagiara que iba a decirle la frase deseada.

--¿Pero por qué no me dices te quiero?, le dijo él ya con el gesto severo, visiblemente molesto.

Y ella le contestó que se había pasado el día gritándolo pero que no la había oído. Refrán: La comunicación con la pareja es la clave de una vida añeja .