martes, 6 de noviembre de 2012

Bolsas de basura con libros en la calle


 El Día de Difuntos acompañado de unos amigos tuve un encuentro con lo paranormal y lo misterioso. Paseábamos junto a la biblioteca pública de Cáceres cuando vinos en el alfeizar de los ventanales de su fachada dos bolsas de basura entreabiertas. Desde que supe que Julián Muñoz trajinaba con este tipo de artilugios para transportar cientos de miles de euros siempre me he animado a mirar dentro de ellas. Pues bien. En las bolsas de basura no había fajos de billetes sino un tesoro más valioso: una colección de libros. Eran medio centenar de ejemplares que alguien había 'donado' a la biblioteca, cerrada por festivo. Riánse ustedes del hallazgo de la Biblioteca de Barcarrota. Estaban perfectamente conservados, lo que acrecentaba su valor. Dicen que puede hacerse una radiografía de una persona por su biblioteca. En este caso quiero pensar que se trataba de libros que sobraban por un traslado de residencia o algo así. La mayoría eran tratados sobre magia blanca, lectura de bolas de cristal, títulos de Isaac Asimov , libros sobre explotaciones ganaderas y temarios de oposiciones a la Junta de Extremadura con los ejercicios hechos. Ah, y la Constitución Española del 78, en esa edición que enviaron a los domicilios de todos los españoles. Lo cierto es que dejamos las bolsas para que las recogieran en la biblioteca o para que algún transeúnte al que le interesase se llevara algún libro a casa. No es mala idea eso de dejar al azar los libros que ya no necesitas. Con el recorte que está sufriendo el mundo de la cultura puede ser una interesante solución de urgencia. Refrán: Los libros son maestros que no riñen y amigos que no piden.