martes, 2 de diciembre de 2008

A vueltas con los crucifijos y el laicismo

Ví en mi infancia cómo sustituían el retrato de Franco por el de los Reyes de España en la escuela. He de reconocer que fue agradable el canje. Visualmente la nueva imagen en color era más amable que la de aquel militarote con correajes. Sin embargo, la supresión de los crucifijos que van a llevar a cabo los talibanes del laicismo creo que nos va a dejar un vacío imposible de recuperar.
Si llevamos esta corriente a su extremo deberíamos ir renunciando, por ejemplo, a las vacaciones de Semana Santa, de Navidad y a los puentes del Día de la Inmaculada. Ya tendríamos que haber abjurado de la paga del 18 julio por razones de pureza ideológica y lógico repudio de la dictadura fascista que la creó.
Así, propongo un calendario de festividades laicas. A saber: Día del Objetor de Conciencia, Día del Cooperante, Día del Funcionario Probo y Eficiente...

--¿Qué haces el puente de la Semana del Objetor?

--Uff, yo ya no me quedo en Cáceres, me voy a la playa. No soporto las procesiones de Objetores. ¡Qué pesadas!

Sí, porque la Semana Santa hay que sustituirla, por supuesto. En vez de pasos hay que pasear bajo palio cosas absolutamente laicas como los impresos de la Declaración de la Renta con la cruz puesta en la casilla de las ONGs o algo así.
Ahora en serio. Quitar la cruz es cercenar una parte de nuestra cultura, de la historia del hombre y de la esencia del ser humano. Y quien lo hace se convierte en otro inquisidor mayor del reino. Refrán: Quien quiere quitar los crucifijos es algo tonto, fijo.