miércoles, 30 de octubre de 2013

Lencería fina, fina

El pasado jueves una tienda de lencería fina de Turquía fue obligada a cerrar momentáneamente. ¿El motivo? El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan iba a pasar por delante de ella para inaugurar un centro comercial y dada su ideología conservadora e islamista a algún lumbreras pelotillero se le ocurrió que era lo mejor. Lo curioso es que ni siquiera habían traído el género a la tienda, sino que sólo tenían productos de cosmética, aunque eso sí las paredes estaban decoradas con fotografías de modelos de una famosa marca de ropa interior 'sexy'. La verdad es que esto de poner el esparadrapo antes de que salga el grano es muy peligroso. Es lo que comúnmente se llama prejuicio. ¿Y si al primer ministro le 'molan' las braguitas de encaje? ¿O los camisones transparentes? ¿Existe la lencería gruesa o no tan fina? Siempre he pensado que los cuerpos desnudos son muy tristes y que la incorporación de ropajes que tapen nuestras zonas sensibles los hacen más bellos y atractivos. No hay nada malo en la desnudez, ni en ver a una madre dando el pecho a su hijo; sin embargo las religiones han encontrado en los 'cueros vivos' un tabú que inculcan, todavía no sé con qué fin. Aunque lo peor son los que se creen más papistas que el Papa, en este caso, los talibanes. Hay que ser lametraserillo y agitaplumeros para adelantarse a la opinión del prócer de forma tan rastrera. Desgraciadamente, este mundo en crisis de estos hay muchos, que no nos dejan alegrarnos la pestaña ni siquiera con las elucubraciones de nuestra propia imaginación. Refrán: Al que de ajeno se viste, en la calle lo desnudan.

martes, 22 de octubre de 2013

Entregar la escopeta

Cuando el veterano cazador fue a entregar su escopeta al puesto de la guardia civil porque ya era demasiado mayor se acordó de su padre limpiando los cañones con varilla en el patio de la casa del pueblo. El, aún niño, jugaba con los cartuchos, entonces de cartón, y le gustaba su olor a pólvora quemada. Creció un poco más y se entretuvo las tardes de invierno en casa rellenando los cartuchos con la máquina que prensaba los perdigones. Después fue secretario --o al menos eso le decía su padre-- muchos años, oteando palomas, moviendo el cimbel, perdices, conociendo el rastro de conejos y liebres y recorriendo el monte y los ríos cercanos. Y fue creciendo. Y su padre le regaló cuando tuvo edad la primera 'pajarera' con la que pasó muchas tardes de verano, disparando a latas y cartuchos vacíos. A los 18 años su padre le tenía ya comprada una del 11, para que fuera empezando. Cuando mató su primera liebre volvió corriendo a casa, dando voces entre los olivos con una alegría insospechada en él. Después, su madre le quitó la pellica y la hicieron con arroz. El sabor de aquel plato nunca se le olvidó, ni el diente que casi se le parte tras morder uno de los perdigones. Fueron muchos lances en el monte, madrugadas de aguardo y espera al cochino, de conocer la naturaleza, y muchos días en los que no disparó un cartucho. Pero ahora, un hombre mayor, ya no se sentía con fuerzas para esas largas caminatas ni los rigores del frío en la mañana. Cuando en el puesto de los guardias entregó la escopeta y agujerearon sus cañones sintió cómo si le traspasaran a él su propio corazón. Refrán: Perro de buena raza, hasta la muerte caza.

martes, 15 de octubre de 2013

Francisco, un Papa para la esperanza

Estaba en la plaza de San Marcos de Venecia este verano aguardando que abrieran las puertas de su famosa iglesia. Eran las ocho de la mañana y ya había una cola considerable de turistas procedentes de todos los países. En esa Torre de Babel dos viajeros nos escuchan hablar en castellano y nos preguntan por el horario. Es una cuestión de cortesía: tan solo quieren alguien con quien hablar para pasar las previsiblemente horas interminables en la cola. Un matrimonio, Ana María y Javier, con un marcado acento argentino, nos cuentan su largo periplo por Europa hasta llegar aquí. Roma tampoco falta en la lista de ciudades que han visitado, y la pregunta es obligada. --¿Qué sienten al tener un Papa argentino? Se les ilumina la cara de alegría. Y es que Francisco ha sido revolucionario desde el primer momento, enfrentándose a los lobis, despojándose de oropeles, depurando las responsabilidades de los dineros vaticanos, empezando a sentar las bases de una Iglesia de los pobres y para los pobres. Me gustan especialmente sus palabras sobre la hipocresía que tiñe las acciones de muchos sacerdotes, como los que no bautizan a los niños de madres solteras. Me gusta su denuncia de las condiciones de trabajo en muchos países supuestamente desarrollados que rozan el esclavismo. Ni conservador ni progresista, Jorge Mario Bregoglio está insuflando un aire nuevo a la Iglesia y ya se está empezando a notar. La gran pregunta es si los grupos de poder del Vaticano le dejarán hacer su trabajo, que es mucho. Todo tiene que cambiar. Refrán: A la iglesia por devoción, y a la guerra por necesidad.

viernes, 11 de octubre de 2013

Presagios de una buena 'otoñá'

Después de 21 años cubriendo la Feria de Zafra tiene uno la sensación de que siempre ha asistido al mismo ritual atávico con pequeñas variantes. Pero este año algo ha cambiado con respecto a los últimos, tristes, anodinos y sin grandes esperanzas para el campo extremeño. Hay un repunte de alegría, leve, casi imperceptible, pero real, entre sus profesionales. Al final, después de todas las ruedas de prensa, en los recovecos del cerebro quedan indelebles imágenes de las tardes-noches en el hotel Huerta Honda, con los ganaderos envueltos en una sencilla alegría y comentando que ya hay pequeñas mejoras, que se hacen más y buenos tratos. Parece que ovejas y cerdos empiezan a percibir antes que nadie que esta larga y fría noche se acaba y que las lluvias de comienzo del otoño son preludio de una buena 'otoñá', por fin. Recuerdo noches gloriosas en las que unos cuerpos se fundían con otros en el baile para celebrar la vida. He visto a ganaderos haciendo tratos en la cafetería del hotel, con el fajo de billetes en la mano. Hacía tiempo que esto se había diluido en mi cabeza como si fuera un falso recuerdo, pero estos días he vuelto a ver el brillo de la esperanza en los ojos de la gente. Las subastas de ibérico prometen dar mucho de sí este año. Es verdad que ya se hacen muchos tratos viendo los animales por internet, pero --qué caramba-- Zafra es Zafra, y seguirá siendo una fecha señalada en el calendario del agro patrio siempre que sepan conjugar sus gestores la fiesta popular con una feria ganadera sólo para verdaderos profesionales del campo. Refrán: Quien va a la feria, lo cuenta a su manera.

martes, 1 de octubre de 2013

Ben Johnson, 25 años de un dopaje histórico

Aún recuerdo las portadas de los periódicos. El atleta canadiense Ben Johnson agitaba su brazo al paso por meta: era el 'hijo del viento' y le había ganado la partida al estadounidense Carl Lewis en la final olímpica de los 100 metros en Seúl'88. Además, sus 9,79 eran record mundial. Me decía mi madre aquello de que las mentiras tienen las patas muy cortas y su refrán se confirmó porque días después Johnson protagonizaba un caso de dopaje que cambiaría por completo la historia. Fue exactamente hace 25 años. Después todo era naufragio para este corredor canadiense de origen jamaicano. Dio positivo en estanozolol. La Federación Internacional de Atletismo le quitó todos los títulos logrados a un Johnson que volvía a dar más positivos en 1993. La sanción fue de por vida y todas sus marcas se borraron de un plumazo. El declive continuó cuando se convirtió en entrenador personal de Diego Armando Maradona , quien dio positivo en efedrina en el Mundial de Fútbol de EEUU en 1994, amén de una vida ligada a otras sustancias psicotrópicas. Posteriormente, las veleidades futbolísticas de Al-Saadi Ghadafi , hijo del dictador libio Gadafi , llevaron a Johnson a convertirse en su preparador físico. Llegó a jugar en el Perugia, pero dio positivo en un control de nandrolona. El dopaje, la trampa, no sólo es pernicioso porque es un engaño: el gran problema es que los dopados se realizan daños corporales irreparables y a veces mortales, cuando no acaban como auténticos juguetes rotos. Todo por no jugar limpio. Refrán: El que hace trampas jugando al infierno se va caminando.