martes, 7 de agosto de 2007

¡VANESA MIRA CÓMO HAGO LA BOMBA!


Una visita a la piscina de la Ciudad Deportiva cacereña me ha abierto los ojos. Bueno, casi me los cierra de golpe un tipo de más de cien kilos que se tiraba sin parar al agua. El principio de Arquímedes es algo que no falla, haga la temperatura que haga. La verdad es que se estaba bien en la piscina, a pesar de ese tufillo franquista del graderío. Refrescarse es un placer en este tiempo. Yo trataba de acallar mi conciencia después de tantos meses de sendentarismo e inactividad. Pero me era difícil nadar: Había superpoblación de bañistas. Entre ellos, algunos adolescentes con las hormonas revolucionadas. Una socorrista muy pija y chula se les acercó y les conminó a deponer su actitud de saltimbanquis. Pero cualquiera le decía algo al señor orondo. El chavalote ya tenía unos añitos. Pero él hablaba a grito pelao :

--¡Vanesa, mira cómo hago la booooooooooooombaaaaaa!

Y bueno, chof, chof y splash... Es increíble el líquido que desalojaba el tío. Los que estaban al lado le miraban como diciendo: "¿De qué frenopático se ha escapado?". No tengo nada contra la gente de carnes prietas. Yo mismo luzco una barriga que si la vieran los de Nature House se frotaban las manos. Pero es que ese hombre no tenía complejos ni era consciente de que hacer "la bomba" en la piscina de la ciudad deportiva, con todo el público como testigo era algo ridículo. Yo, por contra, en cuanto salgo del agua tapo estas carnes que un día serán polvo. ¡Pero ese hombre no tenía pudor! ¡Qué suerte! Refrán: Lo que se han de comer los gusanos que lo vean los cristianos.