martes, 5 de mayo de 2020

Los peligros de la ‘nueva normalidad’

Hemos iniciado el camino a la ‘nueva normalidad’ a través de un galimatías de fases, normas y horarios que llamamos ‘desescalada’. Todos estos sustantivos de nuevo cuño me dan pavor porque sé que abren un camino hacia lo ignoto o al sometimiento. El virus ha interrumpido el vals de la vida en mitad de un compás sincopado. En la ‘nueva normalidad’ que se avecina ya no habrá conciertos y aglomeraciones en torno a la música. Se acabaron los viajes caprichosos a conocer este hermoso planeta y a nosotros mismos. Los bares, con aforos controlados, ya no serán un auditorio improvisado para escuchar teorías cuñadas.

La ‘nueva normalidad’ no pinta bien para el papel prensa y el rugir de rotativas. Lo mismo sucederá con la educación, que tiende a un sistema híbrido en el que la dependencia de las pantallas será total. El mundo vivirá en un permanente estado de ‘shock’ en el que los seres humanos estaremos controlados por salvoconductos que llevaremos en el móvil e incluso chips integrados en nuestras propias carnes. Las fronteras se van a controlar más y todo apunta a una bipolarización EEUU-China tecnológica y geoestratégica. ¿Y qué me dicen del sexo? El virus del miedo nos lleva a un escenario de tocarnos menos, desconfianza y besos programados con mascarilla y guantes.


Si algo tiene de positiva la ‘nueva normalidad’ que se avecina es que probablemente nuestros mayores sean más respetados y los lugares donde pasen sus últimos días no sean visto como un mero negocio. Y seguramente el trabajo de médicos y sanitarios será valorado como merece.También creo que nos encaminamos al trabajo colaborativo y al teletrabajo que, bien administrado, puede ser positivo. En definitiva, espero que la famosa desescalada no sea un descalabro hacia un mundo deshumanizado por completo. Refrán: Nosotros mismos somos nuestro peor enemigo. Nada puede destruir a la Humanidad, excepto la Humanidad misma (Teilhard de Chardin).