martes, 3 de mayo de 2011

Pasividad

Creo que pasividad es la palabra clave del momento en que vivimos. Estamos sumidos todos en la indolencia. Los grandes proyectos de organización social cayeron. La desesperanza se instaló en aquellos que pensaban que las revoluciones sociales cambiarían el mundo. Con el tiempo regímenes que en la distancia admirábamos mostraron su cara más terrible, la de la dictadura. Pasó el tiempo de buenos y malos. De capitalistas y soviéticos. Las izquierdas y derechas convergen en un centro en el que se instalan para recaudar un mayor alijo de votos. Y los ciudadanos de todo el mundo contemplamos injusticias sociales y crímenes más horrendos cada día como si de un espectáculo de entretenimiento se tratara. En medio de este mundo con estertores de parto Stéphane Hessel ha dicho la otra palabra clave: indignaos . Este hombre ha padecido todo lo imaginable, incluso la persecución nazi. Simplemente empleando el sentido común nos anima a rebelarnos contra un sistema en el que las grandes compañías y poderes financieros se lo llevan calentito. Denuncia un poder en la sombra que maneja los hilos de una situación mundial en la que los pobres siguen pagando los excesos de los ricos. Las desigualdades sociales se han acentuado en los últimos tiempos y sin embargo las masas no salen a la calle. La indignación se produce cuando hay un atentado contra la dignidad. Es una emoción humana básica. Lamentablemente, en este mundo lleno de pasividad, la reacción social que solicita Hessel queda muy lejos. Puede que muy pronto sea demasiado tarde para indignarse. Refrán: Aquel que no usa su moralidad sino como si fuera su mejor ropaje, estaría mejor desnudo.