martes, 29 de junio de 2010

Felipe y la productividad

Felipe González a sus 68 años conserva intactas sus capacidades embelesadoras. A pesar de cierto aire de ´abuelo Cebolleta´, se le escucha con respeto y con la seguridad de que lo que diga será siempre interesante, se esté o no de acuerdo con sus propuestas. En Mérida asistió el viernes pasado a unas jornadas sobre bosques. Y es que González se apunta a un bombardeo con tal de ejercer sus dotes de hipnotizador de masas. Sin los rigores de la corbata y el protocolo suelta tacos y pone verdes a unos y a otros porque sabe que sus canas ya le otorgan una sagrada independencia de todo, hasta del Gobierno de su partido. ¿Y por qué ahora vuelve a escucharse a Felipe con fuerza? El argumenta que ha sentido la necesidad de ayudar en el desastre que estamos viviendo. Desmiente treguas y enemistades con Zapatero a la vez que justifica la reforma laboral, aunque matiza que hay que ligar el sueldo a la productividad. Me parece bien pero ¿cómo se mide la productividad de un político? ¿Por el número de leyes que saca adelante? ¿Por el número de discursos que pronuncia? Lo de la productividad está bien para la cadena de montaje, pero creo que en algunas profesiones será difícil. Hay políticos que lo único que hacen es levantar la mano y votar en absurdas comisiones sin más función que la de hacer bulto. Felipe no. El se lo ha currado desde aquella campestre reunión de la tortilla. Y tiene vocación de continuar trabajando hasta que el cuerpo aguante, equivocándose y acertando a cada paso. Esperemos que sus propuestas más sensatas sean tenidas en cuenta. En tiempos de caos a veces escuchar al abuelo atentamente es lo mejor que se puede hacer. Refrán: El refrán de los abuelos es probado y verdadero.