martes, 8 de marzo de 2011

Galliano y la tolerancia

Juan Carlos Antonio Galliano Guillén , más conocido como John Galliano en el mundo de la moda, ha sido despedido de la firma Dior por montar la de ´Dios es Cristo´ o más bien la de "amo a Hitler" a unos parroquianos durante una melopea del quince. Ya ha pedido disculpas y se rumorea que ha ingresado en una clínica de desintoxicación. Espero que, además de depurarle bien el organismo de drogas, le quiten la adicción a la estupidez compulsiva que tiene. Un hombre que debería ser tolerante con todos --ya que nunca nos hemos reído de él por llevar coletas y bigote, amén de otros accesorios manfloritas-- no puede decirle a nadie frases como: "La gente como tú estaría muerta. Vuestras madres, vuestros antepasados estarían todos jodidamente gaseados".

Ah, la tolerancia, qué fácil es decir que se es tolerante y qué difícil es serlo verdaderamente. Yo quiero decir públicamente que me gustaría amar la diferencia, lo distinto, lo que no es convencional. Eso sí, uno acaba con esto del mundo la moda un poco desorientado. Reproduzco el titular de un teletipo leído estos días: "Una mujer sensual, andrógina y mutante recorre las pasarelas de París".

¿Andrógina y mutante? Madre mía, ahora caigo en la cuenta que lo que le pasaba a aquella amiga mía no es que tuviera indigestión... ¡Es que iba a la moda! Y ahora entiendo lo de Galliano. El quiere vivir en un Carnaval permanente, pero los demás no estamos en su avanzada onda. Por cierto, creo que con Hitler nuestro amigo gibraltareño hubiera durado más bien poquito sin pasar por la cámara de gas. Refrán: El afán de perfección hace de algunas personas unos perfectos insoportables.