martes, 13 de octubre de 2020

Inés del alma mía, la serie

 No suelo comentar el panorama catódico. Se explica por sí solo. La televisión convencional empieza a hacer aguas ante la oferta digital de pago y el maremágnum de YouTube. Programas que triunfan como la Isla de las Tentaciones no merecen la más mínima reflexión y ni aguantan ninguna justificación más que el famoseo por la vía genital. A veces pienso en que los concursantes tendrán madres y padres que estarán sufriendo mucho viéndolos ante toda España en ese resort que no es más que una gran casa de lenocinio con cámaras.

Afortunadamente, de cuando en cuando, aparecen pequeñas joyas audiovisuales, elaboradas con mimo. La última de ellas, que recomiendo con fruición, es la serie Inés del alma mía, que ahora emite TVE 1. Cuenta la historia de una paisana, de una placentina concretamente, y eso añade más interés a una historia bien contada, llena de emoción, de aventuras y que refleja con bastante fidelidad lo que nosotros denominamos ‘Descubrimiento’ y que parece ser que fue un sumidero de ambiciones y codicia en aras a esquilmar los recursos naturales de todo un continente. En la serie aparece el debate de si los indígenas tenían alma y podían ser considerados como personas. También se abordan las luchas intestinas entre los propios conquistadores. Es una coproducción española y chilena, y se nota el exquisito trato de los personajes que la escritora Isabel Allende creó en 2006. Además, me gusta porque es la epopeya de una mujer, Inés de Suárez, y su relación con otro extremeño, Pedro de Valdivia, éste con luces y sombras en distinta proporción en su biografía. Tanto Elena Rivera como Eduardo Noriega están creíbles en sus roles. El rodaje en los escenarios originales, especialmente en la selva, aporta bastante realismo y los ocho capítulos se pasan volando.  Cáceres aparece en los primeros y sin duda es otro aliciente para ver la serie. Ya saben, la televisión no me seduce, pero Inés del alma mía vale un potosí. Palabra. Refrán: La mujer es más lista que el hombre que la conquista.