martes, 8 de noviembre de 2011

Navegadores

Desde que tengo navegador en el coche lo pongo hasta para ir al cuarto de baño. ¿Que voy a echar gasolina al Temis? Pues lo enciendo, aunque me sepa el camino de memoria...

--Ha-lle-ga-do-a-su-des-ti-no...

Ya no puedo entender un viaje sin el dichoso navegador, con esa voz femenina y sensual, que casi te acaricia el oído. La gesta colombina me parece realmente aún más digna de elogio y recuerdo histórico. Vamos, que ir a Lisboa sin GPS me parece como ir desnudo o desorientado. Y eso que he ido muchas veces sin él.

Pero como esos aparatos mejoran a pasos agigantados, la última generación viene con la posibilidad de poner la voz que quieras al navegador. No sólo la de actores famosos, sino también la tuya propia, la de tu pareja o la del primo listillo que tienes en Córdoba y que ya sabe todo antes de que suceda.

Eso abre unas posibilidades inmensas. Por ejemplo, me podré sentir acompañado cuando vaya solo en el coche, con la voz de mi pareja. Si, además, puedes añadir comentarios, sería perfecto:

--Ya-te-pa-sas-te-o-tra-vez-la-salida-de-la-ro-ton-da-ha-cia-Mal-par-ti-da-que-es-tás-en-los-ce-rros-de-U-be-da.

O cada varios kilómetros, alguna frase familiar, cuando se vaya por debajo de la velocidad marcada por la vía:

--Vas-pi-san-do-hue-vos-no-lle-ga-mos-a-tiempo-a-ver-a-mis-pa-dres.

Si intercalamos algún leve reproche o comentario de algún colega listillo de esos para los que la conducción es como respirar ya estaría perfecto. El mío aún no trae esa posibilidad, pero todo se andará, porque me ha fascinado el mundo de los navegadores para el coche. Refrán: Ir a la guerra, navegar y casar, no se ha de aconsejar .