martes, 10 de noviembre de 2015

Pecados capitales y refranes: la envidia

Ya saben los lectores de mi querencia por los refranes. También de mi admiración por el libro de Fernando Díaz-Plaja El español y los siete pecados capitales , un best-seller de los años sesenta que no pierde vigencia. Me gustaría relacionar ambas cosas y centrarme en refranes sobre el más capital de los pecados patrios: la envidia. El "pesar por el bien ajeno", como dice el diccionario, cuenta con un gran predicamento en el refranero español, cosa lógica, siendo el deporte nacional. De hecho, la primera de las sentencias que se me viene a la cabeza es Nada tan bueno como lo ajeno . La envidia es el pecado diabólico por excelencia ya que mortifica tanto al pecador como al sujeto envidiado: La envidia es orín que corroe las entrañas del ruin . Incluso existen algunos con acento extremeño como Pésale al malino el bien de su vecino . La envidia es como el potenciador, el vigorizante de otros pecados menores --o no tan veniales-- como el odio, la maledicencia, la calumnia, la alegría del mal de los demás y la pesadumbre por su éxito. Afirmación que se corrobora con el refrán Corazón envidioso, corazón ponzoñoso . También hay refranes a la inversa como En corazón generoso no cabe ser envidioso . Sin embargo, el pecado de la envidia se convierte en desazón para el propio envidioso pues El envidioso nunca es dichoso y se ve atrapado en un círculo vicioso sadomasoquista, estando pendiente siempre del prójimo: El mejor racimo, siempre el del vecino . Y con la comparación constante los demás el carácter se avinagra: La gallina que otro cría pone más huevos que la mía . En fin, mucha envidia. Otro martes hablamos de otro pecado.