martes, 11 de julio de 2023

UAPs, antes llamados ovnis

 UAPs, antes llamados ovnis

Recuerdo la época dorada de la radio en la que las ‘Alertas Ovni’ congregaban a millones de personas mirando los cielos en las noches de verano

Uno se empieza a dar cuenta de que se vuelve viejo cuando palabras que creía eternas son sustituidas por otras, generalmente por horrendos anglicismos. Es el caso del acrónimo ‘ovni’, los traídos y llegados objetos voladores no identificados. Desde hace un año esta palabra ha empezado a ser sustituida por UAP, otro acrónimo, en este caso de ‘unidentified aerial phenomena’, que es como quiere la NASA que denominemos a cualquier acontecimiento en los cielos del que no sepamos su origen. Cambiar el nombre de las cosas no deja de ser una forma de irlas diluyendo en la niebla del tiempo.

En estos días de verano recuerdo con gran nostalgia aquellos periódicos de los años 70 en los que no era raro ver en sus portadas titulares sobre ‘platillos volantes’, con fotos que eran auténticos manchurrones. Y sobre todo, recuerdo la dorada época de la radio en la que programas como ‘Medianoche’ (SER) de Antonio José Alés, movilizaban a millones de personas en las llamadas ‘Alertas Ovni’. Los Barruecos se llenaban de ávidos cazadores de ovnis, quienes durante una noche entera escudriñaban los cielos y reportaban las luces que veían, en algunos casos sin explicación. En la actualidad, el programa de radio ‘El último peldaño’ (Onda Regional de Murcia) es el que ha recogido el testigo y sigue convocando en todo el país a mirar el firmamento, en este caso el próximo viernes 21 de julio a partir de las diez de la noche y hasta entrada la madrugada del 22. Extremadura ha sido un espacio bastante frecuentado por los no identificados. Basta recordar casos como el humanoide de la base de Talavera la Real, los muchos habidos la comarca de Las Hurdes, o aquel «fuego que cayó del cielo» en Torrejoncillo, amén de otros muchos. Estos días de descanso veraniego propongo mirar al cielo y hacerse preguntas como la si estamos solos en el Universo. Personalmente, creo que no, por una simple cuestión de probabilidad.

martes, 4 de julio de 2023

Cáceres, nostalgia de playa

 En estos días de calor sahariano la ciudad se sumerge en una nostalgia playera en sus piscinas


Cáceres tiene una nostalgia de playa que se pone de manifiesto en estos días de calor sahariano. No sé si es nostalgia, ansia o necesidad. Lo cierto es que nuestras piscinas públicas se llenan a rebosar de usuarios, de forma que parece los bañistas estamos como piojos en costura. Lo he podido comprobar este fin de semana en la del Parque del Príncipe. El aforo es de 600 usuarios y el ‘cuentapersonas’ marcaba casi 500. No se pueden ustedes imaginar qué marabunta humana era aquello. Menos mal que no todas estaban a la vez en el agua, porque aquello era de locura sin que soplara una brizna de brisa.

Lo cierto es que en estas piscinas populares que tanto me gustan no falta medio Cimov bañándose, que también merece la soldadesca rebajar temperatura y templar hormonas. A ellos se unen familias enteras que echan el día tostándose al sol con los niños tirándose en bomba al agua. Y qué sería un día de piscina sin esos chiquillos que dicen «¡Mírame mamá, ahora sin manguitos!»… Y te pegan una salpicadura que te llena los ojos de cloro…

Ay, es que el relax es complicado cuando el agua de tanta gente y protección solar coge como un puntillo aceitoso, grumoso, que parece que en vez de bañarte estás sumergiéndote en una especie de sopa calentorra que se te pega a la piel y no te la despegas en todo el día.

Luego está el episodio de dónde poner la toalla, porque desde primera hora las zonas de césped están copadas. Al final te tumbas en una zona apartada en la que se te clavan los peñascos o te comen las hormigas… Es igual, estás al menos a un par de grados por debajo de cómo estarías en casa. Luego piensas que Portugal o Huelva están a unas horas de coche. Y empiezas a soñar con que las vacaciones están a la vuelta de la esquina.