martes, 19 de abril de 2011

Gourmets

Es muy difícil transmitir el excepcional ambiente que vivimos periodistas y críticos gastronómicos durante nuestra estancia en el Hotel Wellington con motivo del Salón de Gourmets la semana pasada en Madrid. La información sin más se publica a diario, pero creo que conviene explicar la intrahistoria de este acontecimiento, que cumple ya un cuarto de siglo. Coincidir con las ´grandes vacas´ sagradas de la información culinaria en un espacio tan selecto da un poco de vértigo, siendo yo un informador no especializado. Siempre he imaginado a los gastrónomos como orondos personajes con pinta de luchadores de sumo preocupados sólo por el buen yantar. Lo cierto es que, aunque este estereotipo se cumple a veces, hay de todo. La organización ofrece un completísimo desayuno que se sirve con una rapidez y armonía propia de películas inglesas de época. Los actuales grandes popes de la cocina actual pasaron hace 25 años por Gourmets para convertirse en lo que son actualmente, caso de Juan Mari Arzak o Pedro Subijana . Lo cierto es que el mundo de la cocina tiene una salud envidiable pese a la crisis. Es la mala costumbre que tiene el ser humano de comer varias veces al día. El Ifema todo es bullicio y olores embelesantes que tratan de hipnotizar a futuros importadores. Es el aroma del dinero, del business y de la buena comida. El mismo que un día atrajo al propio Rey Juan Carlos hace 25 años. Inauguró el primer salón y le gustó tanto que al día siguiente se presentó sin escolta y tardaron horas en localizarle. No me extraña. Como para no perderse en un mar de sensaciones placenteras. Refrán: Tres días hay en el año que se llena bien la panza: Jueves Santo, Viernes Santo y el día de la matanza.