Pasado mañana se entregarán los Premios Empresario Extremeño
del Año. Es la vigésimo primera edición, que ahí es nada. Todavía recuerdo
aquella primera cena-presentación de la revista Especial Empresas en el Hotel V
Centenario. En esa ocasión no hubo galardones, pero sí una amplia participación
del empresariado regional. Estos días, por curiosidad, he estado ojeando en la
hemeroteca el ejemplar de ese lejano miércoles 11 de diciembre de 1996. Y es
cierto ese adagio periodístico que asegura que nadie resiste una mirada atrás
en las páginas de un periódico, especialmente en el aspecto físico. Todos
tenemos abundante pelo y completamente oscuro. Podría recordar a compañeros y
empresarios que ya no están entre nosotros por diversos motivos, pero sería un
ejercicio de nostalgia que sólo me atrevo a realizar en privado y que pertenece
al ámbito de lo íntimo. Siento nostalgia de aquella época, donde todo era más
artesano y directo, y en la que la alegría económica era palpable y evidente.
La crisis se ha llevado por delante a muchas empresas de entonces,
especialmente en el mundo de la construcción y los que entonces parecían
incólumes gerentes ahora están 'missing'. Me alegra participar junto con todo
el equipo de profesionales de el Periódico Extremadura en este modesto, y ya veterano,
incentivo a la creación de riqueza en la región. Es un orgullo formar parte del
jurado y comprobar la limpieza de todo el proceso y los razonamientos fundados
que conducen a la concesión de los galardones en cada una de las categorías. Y
no voy a recordar --aunque muchos me pidan dar más datos-- aquella vez que
'casamos' a un empresario con su secretaria en los pies de foto dados los
arrumacos que estos se hicieron durante la cena. El jueves vuelven a culminar
los esfuerzos que en esta casa hacemos por tomar la temperatura al empresariado
regional y sabremos por dónde van los tiros en el mundo de los negocios.
Refrán: El valor de una idea radica en el uso de la misma. (Thomas Edison).
Artículos publicados en EL PERIÓDICO EXTREMADURA todos los martes, en su contraportada.
martes, 28 de junio de 2016
martes, 21 de junio de 2016
Eric Clapton, mano lenta... y dolorida
La noticia de que el guitarrista Eric Clapton dejaba la
música por una enfermedad me ha dejado sin palabras por un momento. Sin
embargo, al instante reflexioné y pensé que no era extraño que 'Mano lenta', a
su edad, después de una vida de abusos en todos los sentidos, sienta
"descargas eléctricas que le bajan por la pierna". Aún así es una
gran pérdida para los aficionados a la música el que ya no vuelva a tocar en directo
por culpa de una neuropatía periférica. Tras un pasado marcado por el alcohol y
adicciones --dedicó una canción en honor a la cocaína-- el artista nacido en
Ripley (Inglaterra) acaba de publicar un último trabajo titulado I still do que
ha tenido una acogida excelente. A finales del año se publicará una
colaboración de Clapton con los Rolling Stones. Quizá sea la última vez que
podamos escuchar un trabajo suyo. Es difícil aceptar que la situación no será
reversible y que esos dedos otrora seguros y decididos se han vuelto torpes y
doloridos. Una pena.
La vida le ha dado muchas oportunidades a Eric Clapton y
también reveses de los que probablemente no se haya recuperado por completo. En
1991 fallecía su hijo Conor tras caer de un rascacielos de Manhattan. El dolor
impelió al artista a la composición de su famosa Tears on Heaven , una canción
con la que arrasó en los premios Grammy del año siguiente, e incluida en un
disco llamado 'Unplugged', en el que hacía versiones en acústico de sus temas.
Un padre es difícil que se recupere de la muerte de su hijo.
El estribillo de esa obra maestra de la música puede traducirse como:
"¿Sabrías mi nombre, si te veo en el cielo? ¿Sería lo mismo, si te veo en
el cielo?".
Todos nos hacemos viejos, unos saben envejecer mejor que
otros. A algunos la vida les ha dado tantos zarpazos que los ha dejado
noqueados para siempre. Eric Clapton siempre será para mí el genio de la
guitarra eléctrica, aunque su mano ya no tenga el vigor primigenio. Refrán: Un
hombre con buen talento, vale por ciento.
martes, 14 de junio de 2016
Los gemelos se casan dos veces
Siempre me ha fascinado la cultura asiática. Por eso no dejo
de leer los teletipos fechados en China cada día. El último me ha dejado
noqueado: Dos gemelos chinos se casan con gemelas y los cuatro se han hecho la
cirugía estética para no confundirse. Se trata de un caso único de matrimonio
entre hermanos y hermanas gemelas en el norte de China. La confusión entre los
cuatro llegó a tales niveles que se han tenido que diferenciarse de alguna
forma.
La historia es tal como sigue: Zhao Xin y Zhao Xun ,
hermanos e idénticos, se casaron con las gemelas Yun Fei y Yun Yang . Al
parecido físico se añade que el timbre de voz es también el mismo. De hecho en
la boda tuvieron que tomar medidas para que no se casara nadie con la pareja equivocada.
Pero a los pocos meses los problemas se fueron amontonando pues uno de ellos en
una cena de los cuatro tomó de la mano a una pareja que no era la suya. Mal
rollo.
Con las confusiones 'in crescendo' decidieron pasar por un
hospital de Shangai para someterse a unos retoques físicos en la cara que
--aunque mínimos-- permitieran distinguirlos correctamente. Quizá para los
occidentales todos los asiáticos nos parezcan iguales, por eso la foto que se
han realizado tras la operación aún no me despeja dudas, al menos para
nosotros, pero ellos están muy satisfechos y posan sonrientes en una foto. El
problema es que siguen vistiendo igual las hermanas, lo que complica mucho
todo.
No entiendo cómo una vida que ya de por sí es muy
complicada, nos la hacemos más difícil aún.
¿No había mujeres en el pueblo vecino de Yuncheng, de donde
son originarios los maridos, como para que tener que casarse con dos hermanas
gemelas? ¿No había hombres en el mundo como para tener que elegir a dos
exactamente iguales?
Siempre he oído hablar de la conexión especial que existe
entre gemelos pero estos chinos han rizado el rizo. Refrán: ¡Qué lío una mujer
con dos 'maríos'!
martes, 7 de junio de 2016
Entre 'fofisanos', 'gordibuenos' y 'merman'
El lenguaje es como una red que atrapa la realidad con mucha sutileza. Un ejemplo son los eufemismos que utilizamos los hombres para referirnos a nuestro aspecto. Cada vez más resuena en mis oídos la palabra 'fofisano', termino empleado para aquel varón que aun no teniendo un cuerpo esculpido en el gimnasio detenta un considerable atractivo físico. Claro está que salvo excepciones muy contadas todos los hombres nos creemos 'fofisanos', aunque no todos los 'fofisanos' somos 'gordibuenos' porque, al parecer, 'gordibuenas' solo pueden ser --por extraños misterios del lenguaje-- las mujeres. Vaya galimatías.
En resumen, el 'fofisano' puede ingerir cerveza helada en el chiringuito playero sin remordimientos de conciencia y dedicar el sábado por las mañanas a actividades más placenteras que el 'running'. Su dieta, lejos de estar tiranizada por las hipocalorías, se basa en proteínas e hidratos de carbono sin ton ni son. Así, un 'fofisano' no se preocupa por su cuerpo, al contrario que el (ya en vías de extinción) varón 'metrosexual'. Pero como los tiempos evolucionan que es una barbaridad acaba de llegar una nueva moda: los 'merman'. Son aquellos 'hipster' que se colorean la barba de tonos llamativos, tipo azul pitufo o rosa chicle. En este caso la traducción de 'merman' es algo así como 'sireno', lo que añade un punto más de ambigüedad a la situación, porque las sirenas tienen cola pero ¿y los 'sirenos'? ¿Es posible que un 'fofisano' sea también 'merman' a la vez? Otro lío. En Cáceres tenemos una zona muy 'hipster', muy de jóvenes bohemios barbudos y vegetarianos, que se concentra en torno al Psicopompo, un oasis de cultura y música en medio del cutrerío general. Aunque también por esos lares abundan los 'fofisanos' porque --seamos francos-- cuidar el físico a ciertas edades es una verdadera tortura.
Yo abrazo desde hoy mi condición de 'fofisano' y prometo, si el guión lo exige, teñirme la barba el día que mi mujer me dé permiso para dejármela. Entonces seré a la vez 'merman', 'fofisano' y blandengue. La combinación perfecta. Refrán: La belleza y la tontería van siempre en compañía.
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