martes, 28 de febrero de 2023

Las anacrusas de Carlos Goñi

 Las anacrusas de Carlos Goñi

Desconocemos las intrahistorias que convierten a artistas y grupos como Revólver en seres de otro mundo



Las notas anacrusas son unas notas sin acento que anteceden al primer tiempo fuerte de una canción. Y este dato, que para el escuchante tiene poca importancia, sí la tiene para un músico subido a un escenario. Después de más de treinta años sobre las tablas, Carlos Goñi, cabeza visible de Revólver, sigue esmerándose hasta en estos mínimos detalles. O no tan mínimos. Agradeció a su batería Miguel Giner ser el primero de toda la larga historia del grupo que interpretara a la perfección esa parte del tempo. En varias ocasiones elevaba sus baquetas al cielo al final de los temas. En los músicos nada es al azar y menos en un grupo como Revólver. Ese día había fallecido su suegro y el bolo de Cáceres le impedía estar con su pareja en ese trance difícil. Los espectadores desconocemos muchas intrahistorias que convierten a los artistas en seres de otro mundo. Los integrantes de Revólver lo son. De otra manera no habría forma de explicar cómo, a pesar de décadas y azares, la voz de Carlos Goñi está intacta y aguanta dos horas largas de escenario. Ni tampoco cómo remonta un show que comenzó con problemas de sonido y en el que, al menos en el gallinero, la acústica dejó que desear. Sin embargo, Revólver consiguió poner a bailar al público en muchos temas, encandilar con las propuestas de su nuevo disco Adictos a la Euforia y hacer olvidar pesares en un espectáculo que se hizo corto. Pocas bandas de rock&roll siguen vivas y coleando después de décadas, y menos logrando estar en los primeros puestos del ahora complejísimo mundo de la música en internet, donde mandan algoritmos y descargas. Debe ser alguien muy exigente Carlos Goñi, especialmente consigo mismo, cuando vuelve a repetir un tema en directo porque no ha ido a tempo, o cuando le van a cambiar de guitarra en escena y decide de repente cantar el tema a capela. Insisto, Revólver, tras un largo y tortuoso camino, no ha cambiado, y si lo ha hecho ha sido a mejor. En el Gran Teatro muchos fuimos los testigos de ese milagro.

miércoles, 22 de febrero de 2023

100 números de 'Tajo-Salor'



En estos 20 años el sentimiento de pertenencia a la comarca se ha vuelto más hondo gracias al periódico gratuito de Prensa Ibérica

El Periódico de Tajo-Salor distribuye hoy su número 100. En este año del centenario de El Periódico Extremadura también hay sus otros aniversarios en la casa, quizá más pequeños, pero no menos importantes. 

El ‘Tajo-Salor’, como se le conoce entre los lectores, lleva más de veinte años llevando la actualidad a los vecinos de la comarca en una de las más exitosas aventuras de la prensa gratuita extremeña. Allí donde están sus puntos de reparto hay un peregrinar de lectores ávidos de recogerlo en cuanto se depositan. Siempre he escuchado aquello de que «solo el periodismo salvará al periodismo» y aunque el ‘Tajo-Salor’ no es ningún ejemplo de exclusivas o primicias, ha cumplido con creces su misión en estas dos décadas: informar al ciudadano de lo que tiene más cerca y de lo que más le afecta en su día a día.

También hay que agradecer la colaboración de todos los ayuntamientos que, en la medida de sus posibilidades, remiten la información para que la publicación esté mensualmente en manos de los lectores. No todos los consistorios tienen los mismos medios y ésta tiene que ser tratada a fondo por profesionales para cumplir los estándares de calidad que requiere. En estos 20 años el sentimiento de pertenencia a la mancomunidad se ha vuelto más profundo gracias a esta publicación y sus trabajos en favor de los ciudadanos han tenido cumplido reflejo en las páginas. 

martes, 14 de febrero de 2023

Los Goya en un país de porteras

Mientras sea ficción nos hacemos cruces, pero en la realidad todos practicamos el 'buylling', de una manera u otra


Me avergüenza vivir en un país en el que tras una excelente cosecha de trabajos galardonados con los Premios Goya, el principal comentario al día siguiente no sea el fantástico retrato de la Galicia profunda de As Bestas, ni la radiografía de las cárceles franquistas aguardando la amnistía de Modelo 77. No, lo que ocupaba minutos de programas de televisión era el aspecto físico de la actriz Berta Vázquez en esa hoguera de vanidades que es la alfombra roja. ¿Realmente este es el nivel? Estamos en un país de porteras y verduleros de vecindario, solo interesados en el comentario malicioso por vender algo. Y una vez más la mujer en el punto de mira por no cumplir determinados cánones. Lo siento, pero ver los ojos entristecidos de Berta me han recordado a los de los ejemplares de ganado en los concursos morfológicos de la Feria Agroganadera o de Zafra. Eran la viva imagen del dolor emocional ante los murmullos y reacciones adversas de su imagen personal mientras sonaban los flashes. Así veo la alfombra roja, un concurso de ganado en el que en vez de veterinarios hay fotógrafos y viperinos comentaristas del cuore.


Me preocupa doblemente porque una de las películas triunfantes es Cerdita, rodada en Extremadura, y que hace una cruda denuncia del acoso, también llamado bullying, quizá porque que pensamos que el anglicismo quita hierro al tema. Es decir, que mientras sea ficción nos hacemos cruces, pero en la realidad todos lo practicamos de una manera u otra. Sí, cotillear del aspecto exterior de una persona es una forma de señalar, arrinconar y vejar a un ser humano. Así es esta nuestra sociedad, hipócrita y como aquellos sepulcros blanqueados que decía Jesucristo. Otro de los casos comentados –en vez del alto nivel de nuestro cine- es el de la actriz Sara Sálamo que iba sin maquillar a la ceremonia. ¿Tiene eso importancia? Nadie ha entendido la denuncia de Sara. No estamos avanzando nada y me temo que seguiremos así mucho tiempo. 

jueves, 9 de febrero de 2023

El año del cometa verde

Julio Verne en su novela El Rayo Verde cuenta el periplo de un adolescente en busca de un raro fenómeno atmosférico. En determinadas latitudes el último rayo de sol perpendicular al mar se filtra a modo de prisma y, en vez de ser amarillo, se torna verde al mezclarse con el agua marina. Al final, después de una serie de fracasos el joven prefiere besar en ese instante irrepetible a la mujer que conoció en su viaje en vez de contemplar ese prodigio de apenas un segundo de duración. Me he acordado de esa novela estos días saliendo a buscar el cometa verde que ha surcado nuestros cielos.

El C/2022 E3 (ZTF) ha pasado a 42 millones de kilómetros. No tiene cola, pero sí emite una curiosa luz de color fosforescente. Solo pasa cada 50.000 años y me siento afortunado de haberlo podido contemplar. Auténticos expertos en este arte de la astrofotografía son Lorenzo Cordero, a la sazón fotógrafo de esta casa y el periodista Diego J. Casillas, quien con su magisterio me dio en Malpartida de Cáceres algunas nociones de fotografía nocturna. No quiero engañarles, no es fácil fotografiar un cometa. Hace falta equipo (cámara profesional, trípode, intervalómetro), aplicaciones para conocer la posición en el cielo de las estrellas y otras para encontrar la hiperfocal, algo así como la distancia perfecta donde todo está enfocado, incluido el infinito. También hacen falta conocimientos de velocidad, apertura de diafragma y sensibilidad. Aun así tuve que ir un par de noches al rodeo cacereño para conseguir una imagen digna. No obstante, vale la pena. Ser ‘cazador de cometas’ es alto totalmente sostenible, y te hace que te hagas las famosas preguntas vitales: Quiénes somos, de dónde venimos y a dónde vamos. También recordé aquella canción de Miguel Ríos titulada ‘El año del cometa’, cuando el Halley pasó cerca de la tierra: El año del cometa, mi vida solo es delirio y soledad. El mundo gira en un vértigo demencial.