martes, 18 de octubre de 2016

Honestidad

Cuando pienso en la honestidad viene a mi cabeza la famosa canción de Billy Joel Honesty, en la que afirma que es una palabra solitaria. Solo, perdido y desazonado me encuentro cuando escucho estos días las declaraciones de Francisco Correa en su defensa por esa montaña de cargos que se le imputan: «Todos los españoles queremos copiar en los exámenes, lo que pasa es que a mí me han cogido». Presupone el investigado que la falta de escrúpulos, la sinvergonzonería y la corrupción están en nuestro ADN patrio. Quiero no creerlo. ¿Es que realmente piensa que nadie hay honrado en este país? ¿En qué círculos se movía este señor? ¿En qué balsas de podredumbre vital estaban hundidos él y sus compinches? Querría decirle, señor Correa, que en España, millones de trabajadores --muchos menos ahora por su culpa-- se levantan para llenar las fábricas y los comercios y ni siquiera se les ha pasado por la cabeza meter la mano en el cajón o contratar a un lobista como le han definido a usted. A mí, lo de lobista me suena a lobo. Francisco, dice usted que España está «llena de Pacos Correa». Aquello de que el ladrón piensa que todos son de su condición se está confirmando a cada declaración que hace. No he copiado en mi vida en un examen. Siempre he pagado el IVA de las obras que he hecho en casa. Efectivamente, soy imbécil. Pero ahora se me queda la cara de tonto sabiendo que hay gente como usted que --con la connivencia del poder-- se han estado riendo de nosotros a mandíbula batiente.


Mientras se volatilizaban puestos de trabajo y los que existen están en condiciones precarias, ustedes, los intermediarios de la entelequia, vivían por encima de las posibilidades de todos, dejándonos sin pan, sin nada. Y no le deseo la cárcel. Devuelvan lo sustraído y en paz. No quiero más que lo que nos corresponde. Eso es la justicia, dar a cada uno lo suyo. Refrán: La honestidad es un regalo muy caro, no la esperes de gente barata (Warren Buffett).