martes, 15 de mayo de 2007

LECTORES ENTRE LOS PROFESIONALES DEL LADRILLO


Dice Sabina que si sus letras no las entiende la portera de su casa es que no funcionan. Efectivamente, si no escribimos para que todo el mundo nos comprenda hemos fracasado en la comunicación, que es nuestro oficio. Desde hace tiempo recibo la respuesta de los lectores, espontáneamente, mientras estoy por la calle o en un concierto. Es lo que los listillos de la clase llamaban el feedback . Y he descubierto que los profesionales del ladrillo son mis principales seguidores. Pero no se equivoquen, no me refiero a los constructores, sino a los albañiles y peones de obra.
--¡Ey, tío, ese "canutito" bueno! ¡Pásalo!, me dijo una vez un desconocido por la calle Gil Cordero, un día que rimé peta con cultureta . ¡Qué curioso!
--¡Esa mujer no te convenía!, me espetó furioso una vez un muchacho a mi lado en un concierto cuando escribí alguna historieta de amor. Me dijo que trabajaba en el andamio.
Otro día, en un concierto de las Vargas Blues Band, en el Corral de las Cigüeñas, me gritó un espectador:
--¡Ventura , sácalo en el EXTREMADURA si tienes h...!
Yo atesoro estas palabras porque significan mucho. Todos me preguntan si son ciertas las historias de esta columna. Pues la verdad es que siempre que hablo en primera persona he vivido de cerca los hechos o los he experimentado en carne. Cuando utilizo la tercera persona son cuentos, evidentemente, pero sus argumentos están extraídos de la cruda realidad. Bueno, pues ya lo saben. Refrán: La vida es un cuento para los tontos por ciento .