martes, 21 de agosto de 2018

Tópicos típicos sobre Extremadura

Es una pena que Extremadura aparezca en los medios de comunicación nacionales solo por noticias negativas, como las recientes cogidas de toros en las fiestas populares. O más triste aún, por nuestros vetustos trenes que se incendian a cada paso. Poner la lupa sobre esos acontecimientos exclusivamente forja una imagen deformada sobre nuestra región. Ahora que se acerca el Día de Extremadura cabe preguntarse a quién le interesa que de nuestra comunidad autónoma solo trascienda una visión de atraso o de mundo rural en exclusiva.

Los editores de los informativos en las televisiones nacionales trabajan con unos clichés que postergan injustamente a la región como un lugar al que acceder en tren es toda una odisea. Es muy triste que el espectador del País Vasco o Galicia solo sepa de Cuacos de Yuste o Garrovillas de Alconétar cuando un morlaco asesta al aficionado de turno una cornada. Muy pocos son los que conocen los vínculos con la historia de Europa del primer municipio o la belleza de la plaza Porticada del segundo.

En ocasiones, Extremadura parece se relega en los medios de comunicación a ser un anecdotario de efemérides meteorológicas, con informaciones sobre récords de temperaturas, sequía o precipitaciones. Sí, ‘extrema’ y ‘dura’.

Otro de los temas recurrentes en los medios de comunicación nacionales es la brecha salarial, como demuestra el reciente titular: «Los salarios crecen el triple en el País Vasco que en Extremadura». Siempre nuestra región se emplea para la comparación exagerada. Y ni hablar de cuando se trata de formación universitaria. Ahí somos siempre el furgón de cola.

Lo lamentable es que aún siendo ciertas esas informaciones, la región y sus ciudadanos atesoran talento, virtudes y grandes potencialidades que nunca aparecen en televisión o los grandes rotativos, a excepción de las bonanzas turísticas. Habría que plantearse una forma de comunicar mejor nuestras virtudes para no ahondar solo en nuestros defectos. Refrán: El mayor enemigo de la propia imagen, es la frustración.