martes, 10 de febrero de 2009

Mis sospechas sobre el Facebook y similares

La moda de las páginas webs de relaciones personales me inquieta. Parece que hay un regusto especial por exhibirse. Nos molestan las cámaras de seguridad pero, a la vez, dejamos en internet mensajes de socorro con nuestros nombres y apellidos, nuestras fotos y anhelos personales más íntimos. Es la última locura de Facebook, Badoo, hi5, Tagged y otros sitios similares.

Lo cierto es que tras visitar esas webs he empezado a recibir mensajes de Rocío, María Marcela, Gaviota, Susanna, Ana, Cecilia, Lupebea, María Angeles, Leidi M., María Teresa, Mónica L., Gema González, Erica Rech, Rayo de Luna de Cáceres y Rosa de Badajoz, entre otras. Todas ellas están deseosas de conocerme. Y digo yo ¿de dónde viene este desmesurado interés por mí?

Todo eso me escama mucho. Hace años recibí un mail de una mujer latinoamericana afincada en Cáceres. El destino quiso que yo la conociera por ser la secretaria de una empresa a la que había ido a hacer un reportaje. Amablemente le contesté y jamás recibí respuesta. Lo cierto es que el perfil que adjuntaba no se correspondía en nada a su situación personal. Hasta en la foto se había quitado mofletes. El azar hizo que coincidiéramos en otra ocasión, en la que fui obsequiado con su desdén. ¿Por qué entonces ponerse en contacto conmigo? Me da en la nariz que en estas páginas todo es filfa, que nadie es lo que aparenta, que hay más mentiras que verdades, y que en este río revuelto quien gana es un señor que está en norteamérica secándose el sudor con los dólares que genera nuestra completa estulticia.Refrán: Si quieres darte a conocer no utilices internet.