martes, 10 de abril de 2012

Fútbol versus cultura

Los sábados y los domingos sucede en este país --e imagino que en algún otro, supuestamente civilizado-- una extraña transformación. Por la tarde, todo empieza a girar en torno al fútbol. Nada puede hacerse sin contar con él. Se bebe frente al balompié. Se queda con los amigos en el bar para ver los partidos. Los aficionados se excitan y dan saltos en los estadios o se revuelven en sus asientos ante la televisión o el transistor. Honrados padres de familia otrora mesurados y pacíficos se transforman en vociferantes salvajes en las gradas. Hombres y mujeres se pintan las caras con los colores de sus clubes en una especie de ritual atávico. Por eso me quedé muy sorprendido hace un par de sábados cuando en la iglesia de San Pedro Apóstol de Garrovillas de Alconétar ni el Real Madrid ni el Barcelona hicieron mella en el público que acudió a un concierto del II Memorial Domingo Marcos. Era un recital a cuatro voces de temática religiosa del Ensamble 'Juan Vasquez'. La iglesia estaba llena de gente deseosa de escuchar piezas musicales 'a capella'. La hora coincidía con un Real Madrid-Osasuna y, aún así, hubo un pleno de público y un gran respeto ante las obras interpretadas. Al día siguiente, la otra iglesia de la localidad, Santa María, estrenaba órgano renacentista. La cita era tan importante que acudieron los organistas de las diócesis extremeñas. A pesar del fútbol y de lo complicado de la temática musical estaba llena de jóvenes y mayores deseosos de escuchar un órgano restaurado. Sus sonidos de hace siglos volvieron a escucharse majestuosos entre las columnas del templo. Parece que no todo está perdido. Durante ese fin de semana el fútbol no le ganó la partida a la cultura. Todavía hay esperanza (Fútbol 0-Cultura-1). Refrán: Por no perder el compás, da el herrador más y más