martes, 19 de diciembre de 2017

‘Los últimos Jedi’, sin destripes

Sí, sin destripes, que a mí lo de la palabra spoilers me suena a anglicismo esnob. He visto este fin de semana el esperado Episodio VIII, Los últimos Jedi, última entrega de la saga Star Wars. Yo vi La guerra de las galaxias, siendo un infante, en un cine de Triana. Recuerdo las colas y a mi madre, que me llevó a ver una película que me dejó conmocionado.
No soy ninguna voz autorizada, no mucho más que los cientos de yotubers que ya comentan la película en internet. Lo cierto es que las estimaciones cifran en 380 millones de euros el total recaudado en el mundo por la proyección este fin de semana. Y eso es para quitarse el sombrero pues es difícil que ya --con un IVA salvaje-- un estreno ilusione tanto al público.
Multicines Cáceres estaba repleto, y había niños y padres que iban juntos a ver algo que le gustaba a ambas partes. La película no defrauda a los seguidores de la saga. El director ha conseguido mezclar con sabiduría todos los elementos exitosos de anteriores entregas: acción, humor, hijos que no saben quiénes son sus padres y la consabida lucha del bien y el mal.
Curiosamente los que más brillan en esta entrega dirigida por Rian Johnson son los actores que aparecen en casi todas las entregas Carrie Fisher (que sale volando literalmente por el espacio) y Mark Hamill, muy convincente en su papel de último y amargado jedi. En la peli hay de todo, de todo lo que esperan los fans: duelos a sable láser, criaturas espaciales sorprendentes y malos de la muerte (como la famosa estrella).
Mi único ‘pero’ es que se trata de un filme excesivamente enfocado al público infantil. Yo salí con ganas de comprarme un muñeco de Star Wars y mi sobrino, que aplaudió al final, pues ni os cuento. Creo que Disney ha tenido un gran acierto, pero a los adultos nos resultan ya algo ñoñas algunas de las tramas y subtramas pensadas más en el merchandising que en la epopeya galáctica. Aún así el filme entretiene y divierte, sin hacer pensar en mucho más, eso lo dejamos para las salas de arte y ensayo. ¿Existen aún? Refrán: A cuentas viejas, barajas nuevas.