miércoles, 9 de diciembre de 2009

Negar la comunión

Me duele profundamente que se le niegue la comunión a cualquier persona, incluso a Bono , cuyo único pecado es ser muy estomagante. Cuando desde la Conferencia Episcopal se habla de ´situación objetiva de pecado´ pienso en todos los que nos encontramos en ella, por unos u otros motivos. La comunión --la unión con los demás y por ende con Dios-- es una experiencia personal y mística a la que no deben ponerse límites, al menos desde la angosta mirada terrenal. Por supuesto, no hace falta recordar las imágenes de Pinochet comulgando en una vergonzante connivencia entre Iglesia y Estado-torturador. También las de los obispos brazo en alto junto a un dictador bajo palio con la mano dolorida de firmar sentencias de muerte. Todas estas imágenes me dan náuseas y pienso en la ´situación objetiva de pecado´ de los representantes de una Iglesia feliz y complaciente con auténticos sicarios del mal.
Y el que no tenga mancha que tire la primera piedra. Señalar con el dedo el fallo del hermano no sólo es una falta de caridad, sino que demuestra muy poca elegancia y mal pelaje. Todos los que se rasgan las vestiduras con la mácula ajena tienen almas que son como "sepulcros blanqueados" en los que por fuera brillan y por dentro están llenos de podredumbre e inmundicia.
Prefiero la Teología de la Liberación de Ignacio Ellacuría , asesinado por un escuadrón de la muerte, que hablaba de pecado estructural, el pecado de las instituciones, gobiernos,e iglesias que consienten que cada día haya guerra, hambre y dolor en el mundo pudiéndolo evitar. Eso sí que es pecado, pecado mortal. Refrán: la mayoría de los pecadores se pasan la vida ofendiendo a Dios y confesándose después.