martes, 9 de mayo de 2017

Lágrimas de madre

Hay lágrimas de rabia, de dolor, de ira, de pena, pero hay otras, las que más me interesan: las de amor. Son las más difíciles de ver y suelen ser las madres quienes las lloren. Este domingo ha sido el Día de la Madre y conviene siempre recordarlas.

Es lo que sucedió la semana pasada en la entrega de los II Premios Turismo de el Periódico Extremadura. El mago extremeño de los fogones en Reino Unido José Pizarro fue reconocido con el premio a la Gastronomía. El chef trabaja a destajo en sus numerosos establecimientos en el extranjero y le era imposible venir a recoger el galardón, una hermosa y por cierto pesada estatuilla transparente. Por eso envió un vídeo desde sus cocinas londinenses para agradecer el reconocimiento. Su madre, Isabel Cerro Flores, recogió el premio en su nombre, mientras se le saltaban las lágrimas y enviaba besos con la mano a su hijo en la diáspora. Todo ello sucedía en el interior de la iglesia de la Preciosa Sangre ante la mirada de los invitados. Esos son los besos que realmente no se olvidan, los que traspasan el espacio y el tiempo para llegar a sus destinatarios como el suave vuelo de una paloma.

A mí casi se me saltaron también las lágrimas con la interpretación de Gene García de Bye, bye, Blackbird, un tema de Ray Henderson con letra de Mort Dixon. Al piano, Pedro Calero derrochó su virtuosismo y maestría a partes iguales.

Recuerdo una canción de Luis Pastor llamada Mar de lágrimas, en la que explica los diferentes tipos de lágrimas que existen: desamor, desconsuelo, de cocodrilo, de sueño…

Fue una noche llena de encanto y el mundo del turismo de calidad ya tiene en sus agendas marcadas en rojo para no faltar a esta cita anual. La noche --con una temperatura ideal-- fue propicia en todos los sentidos, porque en el gastronómico el Jardín de Ulloa dejó saciado al personal. Refrán: Puedes olvidar / con quien has reído / pero nunca olvidarás /con quien has llorado (Luis Pastor).