martes, 9 de marzo de 2010

Emociones y lluvia

Milad Lachheb se toma un bocadillo en el Adarve. Las pantallas donde proyectan las ofertas de manojos de gambas y otras delicias culinarias hacen un hueco para volver a poner el programa de televisión donde hizo de cicerone por la ciudad monumental para toda España. Parece un sueño estar a la vez viendo a Milad en persona y en el plasma. Llueve sobre Cáceres y la urbe se sumerge en su habitual trasiego de personajes. Entran en el bar Alonso Torres y Pilar Boyero . Estoy a punto de la sobredosis de cacereñismo mientras hablo con unos amigos del proyecto de la plaza y del anuario de actividades de Cáceres 2016. La tuna, siempre inoportuna, como decía Benito Moreno , se refugia del ´calabobos´ en los bares de san Juan. Emociones en la desapacible tarde mojada. Cáceres en la tele parece un paraíso de pintores, músicos, vividores y aventureros de otros países. En la realidad del sábado la ciudad se hace agua de sentimientos que se pierden por las calles, entre estudiantes y turistas despistados. Por la noche esta suerte de vida bohemia se confirma en el Gran Teatro con la actuación de Joaquín de la Montaña y su grupo.
--¡Tengo sesenta años y me has alegrado el día!, le grita un espectador desde el patio de butacas. El saxofonista, que recuerda a Félix Bote en su disco, se emociona al presentar al público a su banda. Otro grande de aquí que ha tenido que salir fuera para crecer como artista. Mientras, los demás seguiremos atrapados en los sentimientos encontrados de interminables tardes de lluvia y emociones en la ciudad dormida por siempre. Refrán: Estampas invernales de monotonía de lluvia tras los cristales...