martes, 5 de julio de 2011

Tiempo de rebajas

Este fin de semana de rebajas de julio ha sido de locura. He acudido a los templos de la moda y he vuelvo siempre de ellos con la misma mala leche y la misma merma de dinero en el bolsillo. Yo he visto cosas que vosotros no creeríais: pero no "atacar naves en llamas más allá de Orión", como dice el monólogo final de Blade Runner , sino chicas probándose la ropa en una tienda del Eroski ante mis ojos, bajándose los pantalones, y después ponerse rápidamente el vestido que querían saber si les quedaba bien. El ansia por consumir estos productos rebajados es tal que se cometen actos que en otras circunstancias serían impensables. No he visto nada que pueda ruborizarme ni escandalizar a nadie, pero creo que la visión es significativa. También me apena de la fiebre consumista el que la ropa que no interesa se tire al suelo o se deje desordenada. En el mundo hay millones de personas que cubren sus vergüenzas con apenas un taparrabos. Es una falta de respeto hacia ellos no valorar la ropa en su importancia. Lo que para unos es simplemente un aderezo estético, en otra parte de este desigual planeta azul es la diferencia entre vivir o morir de frío. Al día siguiente, Carrefour abierto. El despiporre. Parece mentira que no tengamos momentos en el año para comprar el bañador, la camiseta, las zapatillas de la playa y todas esas cosas que nos parecen imprescindibles, pero que no lo son. No estoy contra la reactivación de la economía, pero sí contra esta actitud de rebaño ovejero que a veces todos adoptamos y de la que no me salvo yo tampoco. Refrán: Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia. (Blade Runner)