martes, 24 de junio de 2008

Líderes, por fin, en una clasificación mundial

Por fin los primeros en un ranking. Pero no canten victoria aún. No somos punteros en investigación, ni en laboriosidad. Lo nuestro es ominoso y vergonzante, como mínimo. Según el Observatorio de Internet, España es el primer país del mundo en generar bulos internáuticos. O sea, que estamos en la cumbre de la difamación o de la exportación de bolas y mentiras. No me extraña. El carácter español es terreno abonado para la difusión de mitos, medias verdades y otras lindezas. Difama, que algo queda. En muchas ocasiones el tener un trabajo en un medio de comunicación te sobreexpone a este tipo de datos y siempre hay algún pesado de turno que te cuenta una historia para no dormir.

Todos hemos escuchado que los pechos de una conocida figura del famoseo explotaron durante un viaje en avión. Recuerdo también que un político socialista que salió elegido tras unas primarias fue relacionado con un poderoso lobi rosa . Y basta con que vivas solo y tengas algo de sensibilidad para que se hable a la ligera de tus preferencias amatorias.

Todos sucumbimos, desgraciadamente, a este tipo de tentaciones. Parece que hay un rebuscado placer en hablar mal de la gente, en propagar un defecto que, por la teoría del rumor, acaba deformado en los oídos de alguien que lo proclamará a los cuatro vientos. Lo cierto es que hay quienes en el río revuelto de la mentira tienen la asombrosa facultad de emerger, limpios de polvo y paja, sin saber que su alma está carcomida por la podredumbre más nauseabunda. Refrán: Quien difama tiene su alma hipotecada.