martes, 25 de marzo de 2014

El 'Beethoven japonés' era un canalla

La semana pasada hablé de la ética de un armonicista, Toots Thielemans , que tras perder capacidad pulmonar anunció su retirada de los escenarios. Hoy voy a contar la historia del caso opuesto, protagonizado por el músico Mamoru Samuragochi , que todos conocían como "el Beethoven japonés", ya que aseguraba que padecía sordera. El tal Mamoru, de 50 años, se disculpó el mes pasado de su mayúsculo embuste leyendo una lista de afectados en la que incluyó a todas las personas que compraron sus discos o fueron a sus conciertos. La rueda de prensa duró dos horas y media. Reveló ante 200 periodistas que sus famosas obras 'Sinfonía número 1 Hiroshima' o la banda sonora del videojuego 'Residen Evil' fueron compuestas por otro músico. Se trata del profesor Takashi Niigaki , quien escribió durante 18 años las obras que firmaba Mamoru. Tócate los bemoles. El fraude obligó a la productora del músico clásico a suspender las ventas de los CDs y cancelar sus actuaciones. A medida que crecía la popularidad de Mamoru se incrementó su pánico a ser descubierto. Tiene problemas de audición, pero no está legalmente reconocido como discapacitado. Sin embargo, utilizó ese argumento para vender más. En su biografía, además, se subrayaba que era hijo de supervivientes de la bomba atómica de Hiroshima. Asegura que ese dato es cierto, pero ahora, como al pastorcillo mentiroso del cuento, nadie le cree. Las mentiras tienen las patas muy cortas, me decía mi madre. ¡Qué razón tenía! Refrán: Músicos y poetas son de notar, porque tienen el seso en el calcañar.